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W. E. RETANA

Pensando en sus parientes y amigos se trasladó á Borneo, región del Norte, la cual había sido de España, y por torpezas de nuestros políticos pertenecía, desde pocos años antes, á Inglaterra[1]. Solicitó y obtuvo la concesión de terrenos para colonizar allí con filipinos, y, con su familia y otros de Calamba, acarició el proyecto de establecerse en la región mencionada. Y —¡siempre soñando!— quería que con él se fuese Blumentritt. Así lo declara el propio profesor: «Cuando pasó á Borneo Norte, me pidió que yo pasase con mi familia á su proyectada Colonia Tagala, fundando allí una Estación Etnográfico-lingüística y de Historia Natural, donde él y yo viviéramos lejos de todo lo que oliese á política; un proyecto no fantástico, porque los Institutos Etnográficos de Europa (de la Europa no española, claro está) lo hubieran subvencionado con esplendidez»[2]. Blumentritt, sintiéndolo mucho, no pudo complacerle.

Pero á todo esto, en Filipinas las cosas habían experimentado un cambio muy notable. Desde el 17 de Noviembre de 1891 era Gobernador superior de la colonia el teniente general D. Eulogio Despujol, el cual, desde los primeros días de su mando, había desarrollado una política de acentuada, de inusitada (no se conocía política semejante desde el mando de D. Carlos María de la Torre, considerado como funestísimo por la crítica española) benevolencia para los elementos avanzados del país, que contrastaba con la austeridad, con la aspereza que solía tener para ciertos elementos españoles, comenzando por los frailes, á los que trató de quitar toda importancia. Este rasgo de Despujol impresionó tanto más, cuanto que se trataba (y se trata,


  1. Nuestra historia en la región Norte de Borneo arranca de los últimos años del siglo XVI, en que el Dr. Sande, gobernador general de Filipinas, dirigió una expedición que tuvo por resultado anexionar la isla á la Corona de Castilla. No se insistió en lo de Burney (como entonces se decía), porque había en Oriente otros muchos territorios á que prestar socorro y atención con preferencia. Lo que hoy se llama North British Borneo quedó de la propiedad de la Sultania de Joló, la cual, como es sabido, estaba sometida á la soberanía de España. Pero un buen Sultán de Joló, ante si y por si, prescindiendo en absoluto de los numerosos Tratados concertados con los Reyes españoles, cedió lo de Borneo á una Compañía inglesa, y España perdió, de la manera más incomprensible, aquella gran región, que de derecho le pertenecía. No hubo entonces más que un solo español que protestase solemnemente: el diputado don Francisco Cañamaque, que trató el asunto en el Congreso. Su discurso, inspirado en el más sano patriotismo, no produjo el menor efecto en nuestro país; pero lo produjo en Francia, según puede verse en el folleto L'Espagne et la question de Borneo et de Jolo. Interpellation de M. Francisco Cañamaqué, par Eugène Gibert. Preface de M. le Marquis de Croizier. Paris, 1882. — Publicación de la Société Académique Indo-Chinoise. Antes se había publicado en Bulletin de dicha Sociedad, una de las más respetables de la Francia intelectual.
  2. Carta de Blumentritt á mí dirigida: Leitmeritz, 24 Enero 1897.