Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/251

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
231
VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

pues que vive) de un fervoroso católico, antiguo y consecuente amigo de los padres jesuítas. En lo que atañe á los funcionarios españoles, Despujol no hizo más que lo que había hecho Weyler[1], sino que Weyler lo ejecutó sin estrépito, mientras que Despujol lo llevó a cabo con una publicidad estruendosa, en cierto modo impolítica, por lo mismo que evidenciaba oficialmente que había en Filipinas podredumbre (como en todas partes), siquiera no la hubiese en tanto grado como el que pretendían, ponderándolo hasta lo infinito, los hijos del país[2]. Esta doble manera de ser de Despujol la celebraron mucho


  1. Léase este juicio de quien no puede ser sospechoso en la materia, del Prof. Blumentritt, íntimo de Rizal: «Y yo mismo creo, que la enérgica campaña emprendida en Filipinas contra la corrupción por el general Weyler, es una consecuencia del Noli me tángere.» (El Noli me tángere de Rizal juzgado por el Prof. Blumentritt: Barcelona, 1889, página 26.) Fué Weyler, en efecto, no sólo un perseverante perseguidor de la corrupción administrativa, sino un celoso mantenedor de la equidad. Durante su mando, los miles de expedientes que estaban rezagados pusiéronse al día; obligó á todos los funcionarios, sin excepción, á que cumpliesen estrictamente con su deber, etc. En este respecto, Weyler no ha tenido quien le llevara ventaja; él mismo, trabajando de seis á nueve horas diarias, daba el ejemplo. Pruebas concluyentes de su rectitud, de su laboriosidad, de su celo, hállanse por docenas en mi modesta obra Mando del general Weyler en Filipinas: Madrid, 1896.
  2. Se ha exagerado mucho la inmoralidad de los funcionarios públicos de Filipinas. Una sola razón echa por tierra tales exageraciones. Centenares, miles de españoles ha habido en aquel país: digasenos si pasan de media docena los que han vuelto adinerados. Era más el ruido que las nueces, como suele decirse. Y en este caso se halla el caso á que se contrae el siguiente decreto, publicado en la Gaceta de Manila:
    «Manila, 8 de Enero de 1892. — En atención á los hechos de índole diversa, á cual más indecorosos, realizados por D. Francisco Narváez, conde de Yúmury, Jefe de negociado de la Dirección de Administración civil; resultantes unos de información reservada practicada por este Gobierno general, y tan justa como enérgicamente censurados otros por la opinión unánime de las gentes honradas;
    »Considerando que, en su virtud, ha quedado dicho funcionario moralmente inhabilitado para continuar ejerciendo las funciones de su cargo;
    »Considerando que su permanencia en este Archipiélago redundaría en grave daño del buen nombre de España y del decoro de la Administración pública, por cuyos prestigios tengo el sagrado deber y la firme resolución de velar sin descanso; y
    »Considerando que así como los buenos funcionarios pueden contar con la solicita protección de la Autoridad superior, han menester los otros de duro y saludable escarmiento,
    »En uso de las facultades que me competen y oída la Junta de Autoridades, he venido en disponer lo siguiente:
    »1.º Queda suspenso de empleo y sueldo el Jefe de negociado de la Dirección general de Administración civil D. Francisco Narváez, conde de Yúmury, que deberá embarcarse para la Península en el primer vapor directo que salga de este puerto.
    »2.º Por las oficinas correspondientes se dictarán las órdenes oportunas para poner en conocimiento del interesado esta resolución, facilitándole el bono de pasaje y pasaporte correspondiente.