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VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

exponer públicamente lo que discurrimos? ¡En la vida real no pasamos de siervos! Agrupémonos, vamos á entendernos los que sentimos en la sangre el hervor de la dignidad humana; arbitremos recursos «para conseguir la concesión de nuestros derechos políticos»[1]; afiancemos la vida, en una palabra, de la «Liga Filipina», cuyas bases deben de seros conocidas, si no á todos, á casi todos vosotros[2]. Salgan de vuestro seno los hombres que deben ponerse al frente de la empresa; empresa que, si prospera, es la mejor garantía de nuestro porvenir, del porvenir de la Patria, á la cual nos debemos. ¿Que esto ha de costarnos proscripciones y torturas?… ¡Ah! «¡Llorad, el hijo la desgracia del padre, el padre la desgracia del hijo, el hermano la del hermano; empero, el que ame al pueblo donde nació y considere lo necesario para mejorar esto, debe alegrarse, porque por este camino solamente podrá ya conseguir la Libertad!»[3].


  1. Isabelo de los Reyes: La Sensacional Memoria, pág. 86.
  2. Es muy importante no perder de vista un dato en el cual no se han fijado debidamente los escritores españoles. La «Liga Filipina» estaba en rigor fundada cuando Rizal} llegó á Manila. Los Estatutos los redactó Rizal en Hong-Kong, es cierto; pero no está en claro si fué obra espontánea suya, ó ejecutada por encargo de D. José María Basa, el antiguo y calificado laborante que llevaba tantos años establecido en Hong-Kong. Dada la característica de Rizal, á quien vemos siempre ajeno á toda empresa de organización, parece verosímil que, en efecto, los dichos estatutos no fuesen cosa suya sino en lo tocante á la redacción. Que la «Liga» existía en Manila, ajustada á las bases enviadas por Rizal, siquiera fuese una Asociación, amén de novísima, en cierto modo romántica, dícelo el hecho de que tenía un Consejo Supremo compuesto de los sujetos siguientes: Domingo Franco (presidente); Numeriano Adriano, Bonifacio Arévalo, Ambrosio Rianzares Bautista (vocales), y Apolinario Mabini (secretario). — V. Retana, Archivo, iii, 213, donde consta esto, según declaración, con todos los visos de profundamente sincera, prestada ante el Juzgado militar por Moisés Salvador el 23 de Septiembre de 1896. Según la declaración de Domingo Franco, prestada el 29 del mismo mes, el Consejo de la «Liga» fué elegido en la reunión de la noche del 26 de Junio de 1892, y se formó así: Ambrosio Salvador (presidente); varios vocales (que no cita); Bonifacio Arévalo (tesorero); Agustín de la Rosa (fiscal) y Pedro Serrano (secretario). — Archivo, iii, 227. — Fuesen los que fuesen, los gérmenes existían y la Sociedad tenía, si no un funcionamiento normal, cierta vida espiritual.
  3. Palabras pronunciadas por Rizal cuando le notificaron que sus más íntimos eran desterrados. Reproducidas en el primer número del periódico filibustero Kalayáan («Libertad»), fechado en Yokohama, Enero de 1896; pero impreso subrepticiamente en Manila. — Este célebre periódico, todo en tagalo, del que sólo se hicieron dos números, se repartía con gran secreto. (Del primer número publiqué una traducción castellana, hecha por D. Juan Caro y Mora, en el tomo iii del Archivo del Bibliófilo.) Las Autoridades (comenzando por el general Blanco) creyeron que se estampaba en el Japón, en vista de lo que había informado el perito D. Salvador Chofré. ¡Buen perito! Luego se supo que se estampaba en una imprenta clandestina, sita en la calle de Elcano, de Binondo (Manila), que era de la Asociación katipunesca.