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W. E. RETANA

diario de Munich, Allmeine Zeitung (número del 1.º de Octubre de 1892); el London and China Telegraph (Londres, 7 de Septiembre


    comarcas la fe católica; verdad que se ordenan con ese solemne voto; pero tenemos que estos misioneros disfrutan de hecho, aunque no de derecho, beneficios seculares curados, como las parroquias en pueblos cristianos. Si las misiones sólo proporcionan trabajos sin utilidades pecuniarias, si las parroquias producen pingües rendimientos, riqueza, poder, lujo y comodidades, ¿es lógico esperar de ellos que abandonen espontáneamente la opulencia parroquial por servir la misión cristianizadora entre los gentiles?
    »Es un hecho la perpetuidad del gentilismo en inmensas comarcas de Filipinas; las conveniencias monacales abonan la lógica de tal perpetuidad. Si el Sr. Despujol fuese consecuente con la teoría de que la fe católica es allí el vínculo de la nacionalidad española, ¡menudo conflicto se armaría en su propia conciencia cuando quiera colocarse á la altura de su misión! O consideraría en suspenso los derechos metropolíticos de España sobre las poblaciones no católicas, ó tendría que obligar á los frailes que cumplan con el deber de cristianizarlas, entregando las parroquias á la Autoridad episcopal para proveerlas con arreglo á los sagrados cánones y al derecho de Patronato.
    »No hará lo primero el Sr. Despujol, le consideramos incapaz de atentar contra los derechos de la patria; pero, ¿sería capaz de hacer lo segundo? ¿Tendrá suficiente energía para exigir y obtener el cumplimiento de las leyes que determinan la verdadera misión de los frailes en Filipinas? Desengáñese el general Despujol, y recuerde si el catolicismo fanático é incondicional ha podido conservar la integridad española en la América continental. Allí el catolicismo está más arraigado que en Filipinas; en la República del Ecuador, hasta los regimientos toman denominaciones místicas, como las de «Húsares de la Santísima Virgen», «Cazadores de los Doce Apóstoles», etc., etc., y con todo, la bandera española desapareció de allí.
    »Santa y veneranda es la religión católica; pero esencialmente cosmopolita, y dada la instabilidad de sus conveniencias materiales, no puede ser «vínculo inquebrantable» de determinada relación metropolítico-colonial. Puede un día convenirle la integridad de esa relación; puede otro día convenirle la independencia de las colonias, cuando no la sustitución de una Metrópoli por otra. ¿No le ha convenido la independencia de colonias hispano-americanas donde actualmente impera? En el mismo Archipiélago filipino, ¿no se declaró hace poco por la bandera inglesa? ¿No se determinó á arriar la bandera española, ante la promesa de respetar los ingleses la religión católica?
    »En resumen: el estado de derecho religioso creado en Filipinas, la hetereogeneidad religiosa de sus poblaciones, el estacionamiento de la misión cristianizadora de los frailes, las lecciones de la historia, las conveniencias, en fin, de la patria y de las instituciones, protestan de consuno contra la teoría político-religionista del Sr. Despujol.
    »Respétese en buen hora la fe catolica, castíguese, si no la falta de fe, la ofensa á la fe; pero es injusto, ilegal y arbitrario, sacar el Cristo de la integridad nacional por cualquier molestia de los elementes religiosos.
    »La deportación de Rizal se fundó en el cargo de «arrancar de los pechos filipinos el tesoro de la santa fe catolica», y, por consiguiente, no puede tener otro alcance su castigo más que el de una medida de desagravio á la religión que la Autoridad juzgó ofendida.
    »¿Cómo y en qué términos se ha conceptuado la ofensa á la religión del Estado? Los resultandos del superior decreto bien claro lo explican: que durante la ausencia de Rizal se han introducido en Filipinas procla-