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W. E. RETANA

más. ¿Cuál de las dos fué anterior? ¿Ambas son ramas de un tronco desaparecido? Esto es lo que voy á indagar, porque desconfío mucho del malayo.

»Loleng[1] ya será una pollita; yo procuro convertir en junges Mädchen la niñita que veía correr detrás del wagón para despedirse de nosotros; sin embargo, me cuesta trabajo. Ella encontraría más hermoso el castellano, es muy natural, y más útil que el tagalo[2]. Las continuas reduplicaciones en ciertas formas de tiempos afean nuestro idioma; pero el tagalo, sabiéndolo hablar bien, puede valer tanto como otro cualquiera. Tiene una gran riqueza en palabras para los afectos y los movimientos en la vida ordinaria.

»Con mis saludos á Frau Rosa Blumentritt, á Loleng, á Fritz y á Curt. —Tu amigo que te abraza, —José Rizal

Tenemos, pues, á Rizal relativamente dichoso, en medio de su desgracia. Y porque comprendía que tenía destierro para rato, cansado de viajes y de proporcionar torturas y sobresaltos á los suyos, no pudiendo entregarse al ocio el que, desde pequeño, había dado tantas pruebas de aplicación y de actividad, decidióse á vivir tranquilo, rodeado de sus parientes, consagrado á la agricultura y á sus estudios especiales; y poco a poco fué adquiriendo fincas.

El primer terreno que adquirió costóle una bicoca; era del Estado, y para redondearlo le añadió una parcela que había sido de doña Lucía Pagbang̃on. La parcela le costó ¡ocho pesos! Esta su primera finca medía diez y ocho hectáreas, y tenía sus límites: al N., con un terreno de D. Celestino Acopiado y con los montes del Estado; al Este, con otros montes del Estado; y al S., como al O., con la bahía de Dapitan. Todo el terreno era quebrado y pedroso; hallábase virgen de cultivo. En el sitio que juzgó más adecuado, Rizal levantó su casa; una modesta casa, al estilo del país, de caña y nipa, con harigues de madera y piso de tabla; que medía once metros y medio por el frente y diez metros por el fondo: una casa casi cuadrada, que le servía para cobijarse durante el día, y que, andando el tiempo, le sirvió para vivir en ella definitivamente, y en ella pasar las horas con miss Josefina Bracken, la irlandesa que tan apasionada estuvo de Rizal. Además, y junto á la casa, construyó un camarín (á manera de almacén), también de materiales ligeros, ó sea de caña y nipa, harigues de


  1. La hija de Blumentritt, llamada Dolores. En Filipinas, á las Dolores se las llama Loleng (Lola, tagalizado); y con este nombre la designaba su padre, que, aunque bohemio de nacimiento, ha sido, durante muchos años, español-filipino de corazón.
  2. Rizal, durante su estancia en Leitmeritz, dió á Loleng algunas lecciones de tagalo. Dicha señorita sabía ya el castellano, enseñado por su padre, que habla y escribe en once idiomas europeos.