Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/332

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
312
W. E. RETANA

nador general interino de las Islas, D. Federico Ochando, y éste relevó á Carnicero, que salió de Dapitan el día 4 de Mayo de 1893. — Sustituyóle en aquella Comandancia el capitán de infantería don Juan Sitges y Pichardo, que era médico además[1].

Con Sitges cambiaron algo las cosas para Rizal; dejemos que el propio Sitges, en carta oficiosa, las describa[2]:

«Excmo. Sr. D. Federico Ochando.

»Mi respetable y querido General: Anticipado á esta fecha, que era á la que correspondía, dirigí á V. E. mi respetuoso saludo desde aquí, cuando la inesperada arribada del vapor «Bilbao» me obliga á aprovechar su salida.

»En ella, poco podía comunicarle por falta de tiempo material para ello, motivado por una entrega laboriosa; hoy, más despacio y con más conocimiento de la localidad, lo hago.

»Á mi llegada aquí, supe de una carta recibida por mi antecesor en la que muy corregidos y aumentados y con detalles que, sé, son inverosímiles, se le anunciaba se trataba de relevarlo. Y acaso porque en ella se apuntaba como uno de los motivos el que tuviera en su casa á Rizal; séase porque éste pensando bien comprendiera que conmigo no era aceptable, ello es, que él mismo se anticipó á cortar esta familiaridad que el plato común, el prorateo y la sobremesa tendía á sentar entre el deportado y su guardián. Así lo entendí yo, al princípio; pero después de tomar otras medidas de seguridad, que él ignora, señalarle casa inmediata y á la vista y exigirle la presentación personal por mañana, tarde y noche, prohibiéndole toda visita á las embarcaciones y el andar fuera de la línea de calles del pueblo; hirióle algo el que no le permitiera el seguir comiendo en el Gobierno por lo que diría el pueblo. Estas son sus frases. «Siento que su susceptibilidad se crea herida con una medida tan lógicamente política entre el cumplimiento de mi deber y su situación aquí. Su conducta para lo sucesivo y los méritos que pueda ir conquistando al amparo de una bandera siempre generosa, podrán hacerle cambiar de situación, y entonces la personalidad será la del Sr. Rizal, y no la del deportado por causas que no pueden, como otras, admitir pendientes familiares.» —Esta fué mi contestación.

»Detallar, aunque tenga que extenderme más y molestar respetables atenciones, viene siendo mi nombre ó norma desde que por des-


  1. Con el Sr. Sitges celebré en Madrid una larga conferencia, y obtuve de él, además, unas veinte cuartillas. A tales datos, orales y escritos, añádanse los documentos oficiosos que poseía el general Blanco.
  2. Carta que, como las que habré de transcribir después, hallábase en poder del general Blanco. — Véase la nota 347.