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W. E. RETANA

cación, sin conocimiento mío. Sólo le queda un recurso, que no lo espero y que no es difícil de cortar: el que cualquier escrito que quisiera enviar lo hiciere dentro de sobre entregado en esta Administración por otra persona; pero para evitar esto era necesario violar de vez en cuando, ó siempre, toda la correspondencia.

[El resto de la carta es ajeno en absoluto á Rizal.]

»Reciba por último la más sincera consideración, respeto y cariñoso saludo de su s. s. y subordinado, —q. s. m. b. —Juan Sitges. —Dapitan 24 5/93.»

Pocos días después, el mismo Sitges escribia al general Blanco:

«Excmo. Sr. D. Ramón Blanco y Erenas.

»Mi muy respetable General: Cumple á mi deber, según instrucciones, remitir á V. E., por este medio, la adjunta carta que desde Alemania dirigen al Sr. Rizal. La referida carta vino certificada y se ha abierto á su presencia; pero leída por mí, no me ha parecido conveniente entregársela, por cuanto otras menos satíricas no lo fueron por mis antecesores[1]. El interesado, se ha negado á firmar el sobre. El autor de la referida carta es acaso la única vez que trata con indulgencia á los españoles, y la primera que no trae consejos separatistas, ni le alienta, llamándole héroe, mártir y símbolo de la felicidad de Filipinas.


    »4.º Por admitir á bordo individuos, que no hubieren satisfecho el importe de sus cédulas personales.
    »5.º Por admitir cartas, pliegos ó correspondencia que no esté incluida en la factura de esta Administración de Correos, ó los respectivos Tribunales.
    »Se prohibe además el que individuo alguno, haciendo uso de los buzones de los correos ni otros vapores, depositen en ellos pliego ó cartas sin la autorización de esta Administración.
    »Además de las responsabilidades que en cada caso pueda exigirse, á los contraventores se les impondrán multas que variarán de uno á diez pesos, según los casos, debiendo sufrir en el de no poder adquirir el correspondiente papel del Estado, un día de trabajo en los edificios del Estado, ó de utilidad pública por cada dos reales, tipo medio de un jornal en esta cabecera. —Juan Sitges

  1. La carta pecaminosa de Blumentritt, que obra en la colección de documentos que nos cedió bizarramente el general Blanco, decía así:
    «Leitmeritz (Austria), 31 Marzo 1893. 

    »Sr. Dr. J. Rizal.

    »Mi muy querido y fraternal amigo: todas mis cartas que te he dirigido están hasta ahora sin contestación alguna. Parece que un anay las ha comido, o que no te permiten escribirme; una crueldad que seguramente no existe, o por lo menos no debe existir entre ellos, que se llaman generosos, nobles é hidalgos.» (El resto de la carta es todo de carácter científico; y al final le pregunta si podría mandarle libros alemanes, previa la censura de algún jesuita.)

    Rizal, como ya se ha visto (pág. 295), había recibido y leído una carta de Blumentritt, á la cual contestó el 15 de Febrero de 1893, que Blumentritt debió de recibir con no poco retraso.