Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/344

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
324
W. E. RETANA

lo que ocurría, no sólo porque desde Manila le mandaron algunas cartas, sino por los frecuentes viajes de sus hermanas á Dapitan. Este ir y venir de las hermanas de Rizal alarmó algo á Sitges, que acabó por tomar medidas rigurosas, tales como las de registrar los equipajes de todos los pasajeros; pero fué en vano: porque ni halló papel para Rizal, ni lo halló de Rizal á nadie dirigido. Á Rizal le escribían sus amigos de Manila en la casa que ocupaban en la calle de la Escolta los hermanos Alejandro y Venancio Reyes[1]; las cartas metíanlas cuidadosamente en alguna empanada, y así, de este modo folletinesco, hacían llegar al Ídolo la expresión del ansia de libertad que sentían sus comunicantes. De la empanada era siempre portadora alguna persona de la familia de Rizal.

Y aquí merece notarse un contraste, acerca del cual queda dicho, algo más arriba, alguna cosa: los filipinos progresistas no apartan ni un momento el pensamiento del hombre á quien más adoran; preocúpanse de él constantemente, y sueñan con el día de la Redención… Y, mientras tanto, ni Rizal les escribe, ni pretende fugarse, de lo que tuvo mil ocasiones, ni les infunde bríos; antes bien, y como ya veremos, cuando llegó el momento supremo, Rizal rechaza de plano toda idea que implicase la realización de la Revolución… El altruísmo de antaño conviértese hogaño en egoísmo. Rizal, como revolucionario, desmerece, cada día más, cuanto más le asedian para que se asocie á los planes de la demagogia; en cambio se agiganta extraordinariamente como elemento de orden, y, por cuanto se agiganta en este concepto, más injusta resulta la sentencia de muerte fulminada contra él.

Véase ahora una nueva carta de Sitges al general Blanco, fechada en Dapitan, á 14 de Febrero de 1894:

«Mi distinguido y respetable General: Con oportunidad recibí su muy atenta del 6 del pasado, y en un todo seguiré las instrucciones que de ella se deducen respecto á Rizal, y el otro[2] si volviese. El primero, dirige á V. E. instancia, suplicando la libertad, según mis noticias; que no afirmo, por cuanto me encuentro con él muy desentendido de todo, poco desconfiado, y no dando importancia á cuanto á él se refiere. Conocía al detalle, antes que yo, la llegada de Mercado[3], la presencia del oficial de la Veterana á bordo, y la libertad de Pablo; no dejando de extrañarle el que yo no conozca estos hechos,


  1. Declaración de Antonio Salazar, prestada el 22 de Septiembre de 1896; hállase inserta en el tomo iii de mi Archivo, pág. 272.
  2. Alude á Pablo Mercado, el falso pariente de Rizal.
  3. La llegada á Manila, claro está. Nótese lo bien informado que Rizal se hallaba; y nótese, asimismo, que él no ocultaba noticias de esta índole á su cancerbero