Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/393

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
373
VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

cobo Zóbel, D. José J. de Icaza, D. Pedro Roxas, etc.[1]; es decir, los más inteligentes ó los más ricos, cuya sangre era la que preferían?… Y porque Blanco desde el primer momento no fusiló á destajo, señaladamente á esos ricos y á esos inteligentes (ninguno de los cuales tuvo que ver jamás con el Katipunan, Blanco fué odiado por la muchedumbre hidrópica, de la cual eran las figuras culminantes algunos piadosos frailes; en tanto que Polavieja era aclamado, porque su fama constituía la mejor garantía de que allí habría la hecatombe que la masa española deseaba… Procesado Rizal en un momento tan critico, y al frente de la Colonia Polavieja, deificado por los que no pedían justicia, sino sangre, y sangre de conspicuos preferentemente, ¿qué mucho que Rizal rodara por el suelo ensangrentado? ¡Oh, Rizal! ¿Era el filipino que más valía? —¡Urgía fusilarle! Su sangre no era el tinto vulgar, el Valdepeñas corriente: ¡era vino de Chipre, el más caro de los vinos!…

Aquel mismo día, 13 de Diciembre, el Juez elevó la causa al Capitán general, por si éste la encontraba en estado de verse y fallarse en Consejo de guerra ordinario de plaza, y Polavieja la mandó á dictamen del Auditor general, quien se limitó á decir con fecha 17:

«Excmo. Sr.: —Practicadas las diligencias propias del plenario, procede que esta causa sea vista y fallada en Consejo ordinario de plaza, sin asistencia de Asesor, previos los trámites de acusación y defensa. —V. E., no obstante,» etc.

Y Polavieja decretó el 19: «Conforme con el anterior dictamen, pase [la causa] al teniente auditor de primera D. Enrique de Alco-


  1. Llevado de mi buena fe y de un mal entendido patriotismo, yo fuí uno de los que tuvieron la debilidad de acoger como ciertas las acusaciones lanzadas por los frailes contra Zóbel, contra Icaza, contra don Pedro Roxas y algún otro; pero también tuve el valor, como Diputado á Cortes que era entonces, de rectificar en el Congreso (sesión del 1.º de Junio de 1897) y poner las cosas en su punto, aprovechando el discurso que en dicha Cámara pronunció D. Francisco Romero y Robledo en defensa del Sr. Roxas. Aquel mi rasgo de honradez profesional, ya que al hablar lo hice considerándome aludido como periodista, valióme la censura de algunos rotativos madrileños, pero también el aplauso de los justos. Yo di esa satisfacción á mi conciencia, sin otro estímulo que el amor á la verdad. Y a partir de entonces perdí considerablemente á los ojos de los frailes. —D. Jacobo Zóbel, Académico electo de la Real de la Historia, fué en dicho Centro solemnemente vindicado por boca del insigne Cánovas; y en cuanto á Icaza, nadie pone en duda que siempre se condujo como un español dignísimo. —Roxas no se conformó con las manifestaciones que en su obsequio hiciéronse en el Congreso (sesión citada del 1.º de Junio de 1897); solicitó de los Tribunales de Justicia de Filipinas su rehabilitación, y la obtuvo en toda regla. —Véase el folleto Resoluciones recaídas en la causa que por rebelión y asociaciones ilícitas se formó contra D. Pedro P. Roxas, con motivo de la insurrección de Agosto de 1896. Manila, Imp. Partier, 1898.