Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/401

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
381
VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

sular, en su más encarnizado enemigo [en enemigo del menosprecio español], y han querido conseguir esto, empleando los medios, que ridículos y viejos en naciones donde se considera ya [después de conquistadas las libertades] á la Masonería como una cosa que pasó, son, sin embargo, de resultado seguro en estos pueblos de escasa cultura[1] y muy apegados á todo lo externo y teatral. Las aparatosas ceremonias de ingreso en las logias, con el cuarto colgado de negro, la calavera entre dos velas, los puñales puestos al pecho y los juramentos señalados de una manera indeleble por medio de la incisión en los brazos[2], con detalles que hacen sonreir en esta época de indiferentismo en que vivimos, pero que dejan siempre en la mente del indio recuerdos que le ligan y le convierten en dócil instrumento para fines que él mismo, en muchas ocasiones, no acierta á comprender[3].

»Triste es decirlo; pero es fuerza confesarlo en obsequio de la verdad. Hace más de veinte años, varios españoles peninsulares fundaron en Filipinas una logia dependiente del «Gran Oriente Español», que si bien no tuvo fines políticos ni mucho menos separatistas, fué sin embargo el primer paso para la creación en 1890 de varias otras logias compuestas ya del elemento indígena [refundido con el español], que en el corto espacio que media desde dicho año hasta la fecha han llegado á cerca de doscientas, diseminadas en distintos puntos del Archipiélago, y dedicadas exclusivamente á minar poco á poco, pero de una manera tenaz y constante, el dominio de la nación española en este territorio. [El Fiscal desconoce la materia de que trata.]

»El Fiscal va á tratar ahora de la famosa «Liga Filipina», cuya alma ha sido Rizal, y que tan funestos resultados ha producido en este país[4]. Después de constituir el procesado en Madrid una Aso-


  1. ¿En qué quedamos? Acaba de decirnos el Fiscal que España había derramado inmensos tesoros de cultura sobre Filipinas. Por lo demás, España no era ningún país inferior en el siglo XIX, y es lo cierto que sus principales hombres, hasta lograr las conquistas de la Libertad, actuaron de masones: desde Prim y Topete, hasta Sagasta y Becerra; todos ellos glorificados por la España liberal.
  2. El Fiscal confunde lastimosamente la Masonería (en la que no había incisión) con el Katipunan (en el cual la había). —Basta esto para que todo cuanto dice acerca del particular carezca de verdadero valor.
  3. Nótese la pintura oficial del indio, del hombre-cosa. ¿Cómo no había de haber filibusterismo, dado que consistiese éste en renegar de esa literatura oficial que convertía al indígena en un ser inferior, en perpetuo infantilismo, con una inconsciencia propia del semi-idiota? —Piense el Sr. Alcocer que los que cómo él discurrían eran los que hacían los filibusteros, comenzando por los frailes, de quien el Fiscal parece discípulo predilecto. Filipinos puros escriben hoy en su país no pocos periódicos, y ya quisieran muchos españoles que se llaman letrados escribir y discurrir como lo hacen esos indios, objeto del menosprecio del Fiscal!
  4. Ni funestos ni no funestos. La Liga fundada por Rizal no duró