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VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL
Las crueles penas y horrores, | |
No iguala á ni tedio eterno. | |
¡Ay! ¿Por qué del goce tierno | |
Me privó la triste suerte? | |
¿Por qué me negó el más fuerte | |
Que en mi terrible amargura | |
Encontrase mi ventura | |
En los brazos de la muerte? | |
¡Espíritu! ¡Sér sublime! | |
¡Sér misero y desgraciado, | |
A padecer condenado | |
Por la mano que le oprime! | |
Si el hombre en la tierra gime | |
Y le molesta el vivir, | |
Se consuela en el sufrir | |
Viendo la vida tan breve, | |
¡Mientras el Ángel no se atreve | |
Á esperar que ha de morir! | |
Mas ¡ay! fuerza es que, sufrido, | |
Mi triste destino acate, | |
Ya que en mi sin par combate | |
Adversa suerte he tenido: | |
Empero, aunque fuí vencido, | |
Sigo en mi senda fatal: | |
Él ama el bien; yo amo el mal… | |
¡Soberbio!… Que haga su gusto; | |
Yo, yo le estorbaré; es justo; | |
Que es mi enemigo mortal. | |
¡Comience, pues, nuestra lidia!… | |
Pensemos recuperar | |
Antes mi imperio sin par | |
Con la astucia ó la perfidia. | |
¡Suelo que me das envidia! | |
¡Ay!… ¡Yo te recobraré! | |
Oculto aquí esperaré | |
(Se oculta detrís de un árbol.) | |
Á algún incauto cristiano: | |
¡Quiero que caiga en mi mano | |
La raza que tanto odié! |
ESCENA TERCERA
Sale Leónido.
Leónido. | La orilla está solitaria; |
No se oye la griteria; | |
Lo extraño: ya es claro el día |