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Acta Apostolicae Sedis — Commentarium Officiale

Conocemos también que estas mismas comisiones se esfuerzan para que la producción cinematográfica se inspire con frecuencia en las obras de los mejores poetas y escritores de la Nación.

Por tanto, si era sumamente justo y conveniente que vosotros, Venerables Hermanos, ejercitaseis una especial vigilancia sobre la industria cinematográfica de vuestro país, que está particularmente adelantada y tiene no poca influencia en las otras partes del mundo, es, por otra parte, deber de los obispos de todo el orbe católico unirse para vigilar esta universal y potente forma de diversión y de enseñanza. Y de este modo hacer valer como motivo de prohibición la ofensa al sentimiento moral y religioso y a todo aquello que es contrario al espíritu cristiano y a sus principios éticos, no cansándose de combatir cuanto contribuya a atenuar en el pueblo el sentido de la virtud y del honor.

Tal obligación corresponde no sólo a los obispos, sino también a los fieles y a todos los hombres honrados amantes del decoro y de la santidad de la familia, de la patria y, en general, de la sociedad humana.


Trataremos ahora de buscar e investigar en qué ha de consistir esta vigilancia.

El problema de la producción de las películas morales se resolvería desde su raíz si fuese posible disponer de una producción inspirada en los principios de la moral cristiana.

Por esto no dejaremos nunca de alabar a aquellos que se han dedicado o se han de dedicar al nobilísimo intento de elevar la cinematografía a los fines de la educación y a las exigencias de la conciencia cristiana, dedicándose a este fin con competencia de técnicos, y no de aficionados, para evitar toda pérdida de fuerzas y de dinero.

Por supuesto, Nosotros somos conscientes de lo difícil que es organizar tal industria, especialmente por razones de orden financiero,