Por las riberas de Arlanza...
Apariencia
Por las riberas de Arlanza Bernardo el Carpio cabalga, en un caballo morcillo enjaezado de grana; gruesa lanza en la mano armado de todas armas. Toda la gente de Burgos le mira como espantada, porque no se suele armar sino a cosa señalada. También lo miraba el rey, que fuera vuela una garza; diciendo estaba a los suyos: -Esta es una buena lanza; si no es Bernardo del Carpio, este es Muza el de Granada. Ellos estando en aquesto, Bernardo que allí llegaba; ya sosegando el caballo, no quiso dejar la lanza. Mas puesta encima del hombro al rey de esta suerte hablaba: -Bastardo me llaman, rey, siendo hijo de tu hermana; y del noble Sancho Díaz, ese conde de Saldaña; que ninguno otro no osaba; dicen que ha sido traidor, y mala mujer tu hermana; tú y los tuyos lo habéis dicho, miente por medio la barba; mi padre no fue traidor, ni mi madre mujer mala, porque cuando fui engendrado ya mi madre era casada. Pusiste a mi padre en hierros, y a mi madre en orden santa, y porque no herede yo quieres dar tu reino a Francia. Morirán los castellanos antes de ver tal jornada; montañeses y leoneses, y esa gente asturiana y ese rey de Zaragoza me prestará su compaña para salir contra Francia y darle cruda batalla; y si buena me saliere será el bien de toda España; si mala, por la república moriré yo en la demanda. Mi padre mando que sueltes, pues me diste la palabra: si no, en campo, como quiera te será bien damandada.