Proclama del Cantón de Valencia (30-07-1873)

De Wikisource, la biblioteca libre.

Proclama del 30 de julio de 1873 de la Junta Revolucionaria del Cantón Valenciano dirigida a la población.


Otra vez las calles de nuestra querida capital van a ser bañadas con la sangre generosa de sus valientes hijos. Ya el año 69 levantaron éstos muy alta la bandera de la República federal; hoy, continuando aquella ininterrumpida epopeya, preparamos una heroica defensa a cuyo glorioso término encontremos consolidada, segura y definitivamente, la autonomía de los estados dentro de la órbita de la federación. Entonces combatimos a la Monarquía que se agitaba convulsivamente en medio de los estertores de la agonía; ahora combatimos a los falsos apóstoles de la República, a aquellos mismos que en tiempos de adversidad nos señalaron con su dedo de luz el camino que nos había de conducir a la tierra de promisión, a la meta de nuestros deseos, a la emancipación completa del cuarto estado, por cuyo advenimiento a la vida pública tanto hemos suspirado y combatido.

Habéis de saber que los actuales gobernantes son más crueles y tiranicidas que los antiguos realistas. Estos procuraron siempre con patriótico ardor buscar los términos de una avenencia honrosa para entrambos combatientes antes de sembrar la desolación y la muerte por una ciudad honrada, laboriosa y modelo de pueblos libres y civilizados. Aquéllos, los republicanos federales, quieren ahogar nuestras justas aspiraciones entre el tronar de los obuses y el estrépito de las bombas.

La actual mayoría de la Asamblea quiere reducirnos por la violencia al yugo de su mal entendida soberanía, y ha acordado en una de sus reuniones que los dignos republicanos de Valencia sean combatidos con todo el vigor que pudiera emplearse en un combate contra la reacción o en una guerra de conquista.

Estamos, pues, siendo presa de la mas barbara imposición.

Hemos apurado ya todos los medios de conciliación; y ahora, puesta la mano sobre nuestra conciencia y en nombre del honor de todo un pueblo, arrojamos sobre la frente del Gobierno y de la mayoría de la Asamblea las gotas de sangre que aquí se vierten inútilmente.

Ellos han mantenido durante tres dias al pueblo de Valencia halagado con la dulce esperanza de llegar a un concierto honroso porque eran débiles para atacar y porque temían que el soldado, cansado de servir de autómata sujeto al poste de la ordenanza, quisiera volver a las filas del pueblo, de las cuales ha salido y a la sombra de cuyas banderas quiere pelear y morir en defensa de la libertad y de la patria.

El pueblo de Valencia, sin embargo, cuenta con poderosísimos medios de defensa y hasta de ataque, y no puede olvidar que por sus venas corre todavía la sangre de los Peris, de los Sorolla y de los Juan Lorenzo, y está dispuesto a mostrar al mundo toda la grandeza de su valor y de su entusiasmo.

¡Venga en mal hora el invasor, que aquí le esperamos firmes en nuestra tradición, en nuestros principios y en nuestro derecho!

Nuestra bandera ostenta los siguientes lemas: Autonomía del Cantón dentro de la federación española. Respeto a los fundamentos inalterables de toda sociedad humana y defensa a toda costa de la propiedad y del derecho.

Pueblo valenciano, pueblo trabajador, pueblo honrado, hombres todos, oíd nuestra autorizada palabra en estos solemnes instantes.

No somos nosotros quienes turbamos vuestra paz y vuestro sosiego; no somos nosotros quienes destruimos vuestras propiedades y quienes paralizamos vuestra industria: es el Gobierno de la nación.

Lo decimos desde el fondo sagrado de nuestra conciencia; antes velaremos por vuestros intereses que por nuestras vidas. Luchamos por la prosperidad y por el bienestar de todos. Nuestra causa es la vuestra: peleamos por la conquista de las libertades valencianas.

Esta es la última palabra que os dirigimos antes que el cañón fratricida llene de estruendo y de pavor esta comarca. Queremos la bendición de nuestros conciudadanos antes de arrojarnos al combate.

¡Viva el pueblo valenciano! ¡Viva la honra del Cantón Valenciano!

Valencia, 30 de julio de 1873.