Salen LEONELA, a lo beato, LELIÓ y BRITÓN, de peregrinos
LELIO:
Un año, Leonela, he estado
en el duro cautiverio
de la ausencia, y de Valerio
temeroso. Él ha sanado
y yo por puntos peor
moriré, pues Margarita
mudada imposibilita
mi vida, como mi amor.
¿Qué trueco de vida es éste?
¿Qué llanto? ¿Qué soledad
manchará su mocedad
porque la vida me cueste?
LEONELA:
¿Qué quieres? Todos andamos
a lo capacho. Yo y todo,
como ves, ando del modo
que anda un Domingo de Ramos,
suspirando por instantes,
vestida de devoción,
siendo en toda procesión
paso de disciplinantes;
y, en fin, si en la vita bona
que ya me hacen dar de mano,
fui bellaca a canto llano
ya soy santa socarrona.
Todo se muda. El camino
de virtud sigo, ¿qué quieres?