Rafael (Lorenzo tr.)/C
C
En cuanto me distinguió: "¡Señor!—me grito. Sois el joven francés a quien se espera en casa de Paquita y para quien me han dado este papel?" Y hablando así, se metió en el agua hasta media pierna y avanzó, trayéndome una abultada, carta. Por el peso noté que la carta contenía varias. Abrí apresuradamente el primer sobre, y lef confusamente, al fulgor de la Luna, un billete de mi amigo L, fechado por la mañana en Chambery. L me decía que mi alojamiento estaba preparado en casa de la pobre sirviente del bario; que nadie había llegado todavía de París a casa de nuestro amigo el viejo médico; que, enterado por mi mismo de que yo estaría por la noche en Haute—Combe, y que allí había de pasar la noche y parte del día siguiente, aprovechaba la salida de un batelero seguro, que pasaría bajo la abadía, para enviarme el paquete de cartas llegadas desde dos días antes con mi dirección y de las cuales debía yo de estar hambriento; que al día signiente vendría a buscarme a Haute—Combe; que juntos cruzaríamos el lago y entraríamos en la población a la sombra de la noche.