Rafael (Lorenzo tr.)/LXXXVI
Apariencia
LXXXVI
Al día siguiente reanudábamos las mismas excursiones. ¡Ah, cuántos troncos de árbol de aquellos bosques están señalados por mí, en la raíz o en la corteza, con una incisión que me permitirá reconocerlos siempre! ¡Son aquellos de cuya sombra gozó ella, aquellos a cuyos pies respiró una ola de vida, un rayo de sol o una bocanada de fragancias del bosque! ¡El paseante los ve sin sospechar que son para alguien las columnas de un templo cuyo adorador permanece en la tierra y cuya divinidad está en el cielo! Todavía voy a visitarlos una o dos veces cada primavera, en los aniversarios de aquellos paseos. ¡Cuando el hacha los abate me parece que me hiere a mí mismo y que se lleva un trozo de mi corazón!