Romance del rey de Aragón
Apariencia
Miraba de Campo-Viejo el rey de Aragón un día, miraba la mar de España cómo menguaba y crecía; miraba naos y galeras, unas van y otras venían: unas venían de armada, otras de mercadería; unas van la vía de Flandes, otras la de Lombardía; esas que vienen de guerra ¡oh, cuán bien le parecían! Miraba la gran ciudad que Nápoles se decía, miraba los tres castillos que la gran ciudad tenía: Castel Novo y Capuana, Santelmo, que relucía, aqueste relumbra entre ellos como el sol de mediodía. Lloraba de los sus ojos, de la su boca decía: -¡Oh ciudad, cuánto me cuestas por la gran desdicha mía! Cuéstasme duques y condes, hombres de muy gran valía, cuéstasme un tal hermano, que por hijo le tenía; de esotra gente menuda cuento ni par no tenía; cuéstame ventidós años, los mejores de mi vida, que en ti me nacieron barbas, y en ti las encanecía.