con aquestas tijeras cortar quiero,
deste Sansón, que al otro en fuerza excede,
algo de los cabellos; que al entero
cuerpo no me parece justa cosa
que se atreva mi mano; ya ¿qué espero?
Isidro, perdonad; cabeza hermosa
que allá corona el sol, dadme el cabello.
¡Cortelo! ¡Oh, gran favor! ¡Oh, hazaña hermosa!
Quiero en aqueste tafetán ponellos.
¡Válgame el cielo, qué dolor me ha dado!
¡Parece que me están ahogando el cuello,
Santo bendito, a vuestros pies postrado
pido perdón!
Demonio:
¿No ves aquello?
Envidia:
En todo
tengo de hallar, si aquí me estoy, cuidado.
(Salen LUDOVICO y FERNANDO, criados del Rey.)
Ludovico:
Todo pasa, Fernando, deste modo.
Demonio:
¿Dos crïados del Rey son estos?
Envidia:
Mira
lo que dicen.
Fernando:
Si fuera un noble godo,
un caballero ilustre, donde aspira
la sangre a grandes cosas, no tuviera
las grandezas que cuentas por mentira.