sin su mujer estos días,
porque desde que tuvieron
el hijo que Juan y Inés
bañaron en San Andrés,
nunca más juntos vivieron.
María se fue a una ermita
que de su nombre se llama,
de esa parte de Jarama,
y en ella contenta habita.
Decirte su santidad
es moverte a más invidia
de la que aquí te fastidia;
ni su casta soledad.
Llamemos a la Mentira;
que diga que mil pastores
andan con ella de amores,
y moverémosle a ira;
que viéndose sin honor
tomará alguna impaciencia,
y tras aquesta licencia
podrá dar en otro error.
¿Qué me dices?
Envidia:
Que camines
y que lo pongas por obra;
¿celos no es principio?, sobra;
discordia serán los fines.
Demonio:
¡Villano, viven los cielos
que no habéis, si hay fuerza en mí,
de subir donde caí,
que hoy tropezaréis en celos!