Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile/1844/Sesión de la Cámara de Diputados, en 31 de julio de 1844

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Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile (1844)
Sesión de la Cámara de Diputados, en 31 de julio de 1844
CÁMARA DE DIPUTADOS
SESION 21.ª EN 31 DE JULIO DE 1844
PRESIDENCIA DE DON FRANCISCO A. PINTO


SUMARIO. —Nómina de lis asistentes. —Aprobicion del acta prece lente. —Cuenta. —El papel de imprenta. —Cuenta de inversión de 1843. —Colonizacion de los terrenos baldíos. —Acta. —Anexos.

CUENTA[editar]

Se da cuenta:

De una solicitud entablada por don Antonio Jacobo Vial en demanda de que se exima de derechos la importacion de papel de imprenta.

ACUERDOS[editar]

Se acuerda:

  1. Pedir informe a la comision de peticiones sobre la de don Antonio Jacobo Vial. (V. sesion siguiente).
  2. Aprobar !a cuenta de inversion de 1843. (V. sesiones del 29 de Julio i de 28 Agosto de 1844).
  3. Dejar para segunda discusion los dos artículos del proyecto de lei que autoriza al Gobierno para colonizar los terrenos baldíos del Estado. (V. sesiones del 29 de Julio i 2 de Agosto de 1844).

ACTA[editar]


sesion en 31 de julio de 1844

Se abrió a las siete tres cuarto de la noche con asistencia de los señores Arteaga, Barra, Cifuentes, Correa don Juan de Dios, Donoso, Errázuriz don Ramón, Formas, Gandarillas, García de la Huerta, Iñiguez, Irarrázaval, Larrain, Lazcano, Lastarria, Lastra, Lira, López, Necochea, Palacios, Palazuelos, Palma don Cipriano, Palma don José Gabriel, Pérez, Pinto, Prieto, Rosas, Sanfuentes, Seco, Tagle, Toro don Antonio, Toro don Bernardo, Urriola i Renjifo.

Aprobada el acta de la anterior, se dió cuenta de una solicitud de don Antonio Jacobo Vial en que pide se exonere de los derechos de importacion al papel manufacturado para el uso de la imprenta i se mandó pasar a la Comision de Peticiones.

Se leyó despues i se puso en discusión el proyecto presentado por la Comision Mixta de Diputados i Senadores relativo a la aprobacion de la cuenta jeneral de los gastos de la República en el año de 1843 i fué aprobado por unanimidad en la forma siguiente:

"Artículo único. Se aprueba la cuenta de inversion de los fondos destinados para los gastos de la administración pública en el año pasado de 1843." Despues se pueso en discusión particular el proyecto de autorizaciOn al Presidente de la República para ceder en dominio i propiedad algunos terrenos baldíos en favor de los estranjeros que quieran establecerse en ellos, i habiéndose dilatado el debate sobre los dos artículos que contiene el proyecto del Gobierno quedaron ámbos para segunda discusiOn.

En este estado se levantó la sesion a las nueve tres cuartos de la noche. —Pinto. R. Renjifo.



sesion en 31 de julio [1]

Asistieron los señores Arteaga, Barra, Cifuentes, Correa don Juan de Dios, Donoso, Errázuriz don Ramón, Formas, Gandarillas, García de la Huerta, Iñiguez, Irarrázaval, Larrain, Lastarria, Lazcano, Lastra, Lira, López, Necochea, Palazuelos, Palacios, Palma don J. Gabriel, Pérez, Pinto, Prieto, Renjifo, Rozas, Sanfuentes, Seco, Tagle don Ramon, Toro don Antonio, Toro don Bernardo, Urriola i Vial.

Aprobada el acta de la sesión anterior, se dió cuenta de una solicitud de don Antonio Jacobo Vial, en que pide al Congreso la exencion del derecho que grava sobre el papel destinado al uso de la imprenta. Pasó a la Comision de Peticiones.

El Secretario. —Hai algunos asuntos despachados por la Comision de Peticiones. El señor Presidente atendiendo al órden que se ha observado con respecto a ellos, i teniendo presente que para esta sesion se han señalado algunos asuntos con preferencia, los ha señalado para que se dé cuenta de ellos oportunamente.

Se puso en discusion el proyecto propuesto por la Comision Mista sobre aprobación de los gastos hechos en el año de 1843.

El señor Arteaga. —Ruego al señor Presidente que ántes de ponerse en discusion algún asunto, me permita hablar dos palabras a la Cámara.

En las sesiones del año anterior se presentó a la Sala un memorial con el fin de que declarase si habia lugar a formacion de causa contia el que habla, acusado de haber infrinjido la ordenanza. Como en aquel momento se hacian informaciones para esclarecer los hechos, me abstuve de decir cosa alguna sobre el particular, suponiendo que esa indagacion hubiese terminado ántes que las sesiones, contentándome sólo con suplicar privadamente al señor Presidente de la Cámara el despacho del asunto, cuando hubiera los antecedentes necesarios. Ahora, pues, que existen estos en el archivo de la Comandancia Jeneral de Armas, i que la Cámara ha despachado los asuntos jenerales trias urjentes, he tomado la palabra con el fin de pedir se tome en consideracion este negocio, i se pasen a la comision, que deba conocer de él los antecedentes a que me he referido para que pueda formar un juicio cabal; porque el asunto quizá se ha juzgado hasta ahora con un carácter que no tiene, haciéndome tomaren él una responsabilidad a que no me liga ninguna lei, ni la naturaleza del hecho. Cuando llegue el caso, haré una esposicion mas detenida.

El señor Presidente. —Se ruega a los señores Diputados que son miembros de la comision en cuya carpeta se halla este asunto, se dignen despacharlo cuanto ántes, tomando en consideracion les antecedentes de que se ha hecho mérito.

El señor Correa, don Juan de Dios. —Pero esos antecedentes no los tenemos, señor.

El señor Presidente. —Es mui fácil pedirlos.

El señor Arteaga. —Todos están en la Comandancia de Armas.

El señoi Presidente. —Está bien: se pasarán a la comision.

—Se puso en discusion el artículo sobre aprobacion de los gastos del año 43, i no habiendo quien tomase la palabra sobre él, se procedió votacion i resultó aprobado por unanimidad de 32 votos.

—Se puso en discusión particular el proyecto de autorizacion al Ejecutivo para la enajenacion de los terrenos baldíos de la República.

Artículo 1.°, en discusion:

"Artículo primero. Se autoriza al Presidente de la República para que de los terrenos baldíos que hai en el Estado, asigne en absoluta propiedad i dominio a los estranjeros que vengan al pais con ánimo de avecindarse en él i ejerzan alguna industria útil, el número de cuadras que requiera el establecimiento de cada uno i las circunstancias que lo acompañen; para que les ausilie con los útiles, semillas i demas efectos necesarios para cultivar la tierra i mantenerse el primer año, i últimamente para que dicte cuantas providencias le parezcan conducentes a la prosperidad de las colonias."

El señor Palazuelos. —La comision, como ha dicho en su informe, creyó necesario ampliar la facultad que pide el Supremo Gobierno para enajenar los terrenos baldíos del Sur de Chile, porque no creyó que en la forma en que aparece el artículo 1.° del proyecto que presenta el Gobierno, podria la nación reportar ventajas tales cuales debe proponerse una lei de esta naturaleza. Por el artículo del proyecto orijinal, esta enajenacion no podria hacerse con provecho sino en los terrenos comprendidos entre el Bio-Bio i Copiapó, o mas bien en la única parte que hai poblada en la República. La comision ha sido de parecer que hai otros terrenos, fuera de los que abraza el proyecto del Gobierno, que pudieran también enajenarse, con mas ventajas aun, puesto que pueden cederse en gran cantidad a estranjeros industriosos que sacarán de ellos todo el provecho de que son susceptibles.

Sabemos también que se ha intentado por una persona, creo que por el señor Arce, llevar cierto número de emigrados de Nueva Holanda a la provincia de Valdivia; aquel señor les ofreció mui cómodas ventajas i trasportarlos a su costa al lugar de la colonia; sin embargo, nada hizo. Claro está, para concluir de una vez, que en ninguna parte de la República tendremos una porcion de terrenos habitados que puedan ofrecerse para ejercer en ellos una industria lucrativa i provechosa, ni por estranjeros, ni por naturales. Se ha dicho ya muchas veces, señor, que los grandes enemigos de la industria nacional son: el estado actual de los caminos, que es una verdadera contribucion que ofrece tantos obstáculos que será difícil logremos vencer. Se ha dicho también que otro de los enemigos, otro de los obstáculos que tenemos a la vista, es el crecido interes del dinero, i las contribuciones, obstáculos todos que impedirán a cualquiera establecerse en el pais, aun cuando haya para ello los mejores deseos; pues con semejantes enemigos no es posible hacer cosa alguna. Un agricultor tiene que condenarse a producirlo que consume él i su familia, porque el pais no le da mas que lo indispensable para poder vivir; de Consiguiente, si ofrecemos al agricultor estranjero lo mismo que ofrecemos al chileno, no le ofrecemos nada. El chileno emigra: ¿por qué no emigraria tambien el estranjero? En fin, no quiero estenderme demasiado sobre este asunto por no cansar a los señores Diputados.

Era preciso también al hacer la distribucion de los terrenos de la República, tentar los medios, como ha dicho la comision, de precavernos de una invasion estranjera. Con este objeto, ha dividido la comision los terrenos baldíos de propiedad nacional en aquellos que pueden ofrecerse sin otro estímulo que la mera dádiva, por cuanto puede llevarse a cabo en ellos alguna industria provechosa, tales como los que ofrece el Presidente de la República en los potreros de Human. Ahí puede ofrecerse terrenos donde vivir sin peligro i sin necesidad de grandes privaciones. Los que quisieren establecerse en ellos no tienen mas que tomar un pedazo de tierra i formar en él una casa donde poder vivir con seguridad. En el punto indicado basta, pues, la concesion, porque por sí sola es un bien. No así en los demás lugares de la República, en que son otras las circunstancias que hai que considerar, i mucho mayores los embarazos que se ofrecen a los colonos. Por esto es que la comision en el proyecto que ha presentado no ha estendido los privilejios a los puntos comprendidos entre Bio-Bio i Copiapó. En la parte culta de la República no se ha considerado necesario este estímulo, i se ha creido que mas bien acarrearía inconvenientes para la poblacion del otro lado del Bio-Bio, el hacer estensivo a lodos el privilejio, cuando concediéndose éste a aquellos que enumera el proyecto de la comision, y,i podrian reso verse, en vista de semejante estímulo, a sufrir las priviciones i peligros que necesariamente deben correr al establecerse en esos puntos.

Con esto creo haber dado a la Cámara una noción del pensamiento que ha tenido la Comision. No considero necesario estenderme mas sobre esta materia, porque ella parece bastante clara, i habla en su favor necesidad que esperimentamos ya mucho en nuestro país.

El señor Rosas. —Desearia saber cuál artículo es el que está en discusion.

El señor Presidente. —El del proyecto orijinal. Léalo, señor Secretario. (Se leyó).

El señor Rosas. —Pido la palabra. Aquí se habla de un modo jeneral de todos los terrenos baldíos que hai en la República, i yo tengo entendido que de los que están comprendidos entre Bio- Bio i Concepción hai unos cuyo derecho de propiedad no se ha esclarecido i sobre los cuales la Municipalidad de Concepcion cree tener derecho i actualmente hai pleitos pendientes sobre esto. Lis títulos que se alegan es una concesion que se hizo de ellos en tiempo en que estaba bajo la dominacion española. El juicio es de importancia i desearia que se dijese en el proyecto, que se habla de aquellos terrenos que no están destinados a los propios de aquella provincia; porque de otro modo se echaria por tierra el derecho que ella tiene.

El señor Irarrázaval. —Entre las muchas necesidades que hai i deben haber en un país nuevo como el nuestro, una de las que se hacen sentir mas notoria e imperiosamente es sin duda la escasez de poblacion. Ella ha llamado la atencion de uno de los cuerpos mas benéficos que hasta ahora se ha establecido entre nosotros, cual es la Sociedad de Agricultura i Beneficencia. Allí tuvo oríjen tambien uno de los varios proyectos que se han presentado con el objeto de traer colonos estranjeros a varios puntos de la República, o de traer estranjeros para colonizar los lugares despoblados de ella. Al mismo tiempo que este proyecto, no bien madurado aun, pasó al Gobierno, se le presentaron cuatro o cinco mas que tenian el mismo objeto. El Gobierno, como me parece haber tenido ocasion de esponerlo a la Cámara, al examinar estos proyectos, encontró que pidiéndose en ellos distintos privilejios o exenciones se habian formado sin los datos suficientes, sin los antecedentes necesarios para calcular los gastos de la empresa. Para mejor desenvolverla i hacerla verdaderamente útil, creyó necesario nombrar una comision como en efecto la nombró, compuesta precisamente de miembros de las Cámaras para que examinase esos proyectos i presentase su dictámen sobre la preferencia con que debían adoptarse, para que indicasen los datos que aun era preciso tener a fin de juzgar con acierto, i presentase un vasto proyecto de colonizacion.

Por desgracia esa comision aun no ha podido corresponder a los deseos del Gobierno, pues todavía no ha presentado un informe. En estas circunstancias, calamidades estrañas, acontecimientos talvez casuales, han dado lugar a que aparezca en nuestros puertos un gran número de estranjeros industriosos, habituados al trabajo i que reúnen todas las circunstancias que podríamos desear para cultivar nuestros campos desiertos.

El Gobierno habia pensado echar sobre sí la responsabilidad que podria resultar de propender al establecimiento permanente de esos estranjeros en Chile, haciendo ciertas concesiones i entre ellas las de algunos terrenos. Pero ántes de todo era necesario en primer lugar esplorar cuáles serian las concesiones que pudieran lisonjear a tales individuos i pensar por otra parte en lo que convendría darles a fin de que no se gravasen demasiado las rentas públicas, i quedasen ellos enteramente compensados. Se tomaban los datos precisos para llevar a cabo esta idea, cuando tuvo lugar la reunion del Congreso del presente año; i ya el Gobierno creyó que no debia proceder echando sobre sí la responsabilidad que podria resultarle. Se trata, pues señor, de aprovechar un bien que se nos ha venido por decirlo así, a las manos, de empezar a promover el establecimiento de colonia en Chile a costa de mucho ménos sacrificios que los que tendríamos que hacer si los colonos se hubiesen de traer de largas distancias. De esto se trata en el proyecto que estamos considerando i no es otro el objeto del artícnlo 1.° que está en discusion.

El Gobierno habria presentado un proyecto completamente organizado a este respecto, un proyecto en que todo se habria hecho con la espresa cooperacion de la lejislatura; pero creyó mas oportuno consultar la urjencia con que se necesita proceder en este asunto, ántes de que perdiendo los estranjeros a que me he referido, la esperanza de tener un acomodo ventajoso en Chile, i se resuelvan a salir del pais.

Se creyó pues, que con el proyecto presentado en la forma que aparece, se consultaba mejor el acierto en las circunstancias actuales; i por otra parte, como no se trata sólo de lo que desde luego puede hacerse, sino de lo que se hará en lo sucesivo, según las circunstancias, no pareció fácil presentar un proyecto estensivo a todos los casos que pudiesen tener lugar, lo mismo hoi, que dentro de algunos años. Sin embargo, el plan del Gobierno está desarrollado en el preámbulo del proyecto de que nos ocupamos. Allí se indica cuál es el juicio que puede formarse del gravámen que va a inferirse a las rentas públicas; se indica en qué consiste esas concesiones, cuál es su importancia. En suma, me parece que en ese preámbulo está completamente desenvuelto el plan del Gobierno; plan que podrá llevar a cabo, concediéndosele la autorizacion que pide. Quizás los señores que han informado sobre el proyecto de que la Cámara se ocupa, han concebido una idea mas vasta aun que la del Gobierno, sobre el establecimiento de colonias en Chile, quizás se han propuesto hacer lo que tambien piensa el Gobierno, aunque no desde luego, pues no se cree con los datos suficientes para proceder a presentar a las Cámaras un proyecto completo de colonizacion. Esa idea mas vasta que han concebido los señores de la comision, puede ser que haya dado mérito a las varias indicaciones que se hacen en su informe, de las cuales yo acojo sustancialmente dos que son también las principales. Me parece mui justo que se haga una distincion entre los terrenos que pueden cederse entre Copiapó i el Bio-Bio i aquellos que están al sur del Bio Bio o al norte de Copiapó.

Las razones en que esta distinción se apoya, las han espuesto claramente los miembros de la comision i es fácil convencerse que conviene adoptarla. Otra de las indicaciones que me parece conveniente acojer, es la que tiene por objeto conceder ciertos piivilejios a los que hayan de formar algunas colonias al sur de Bio Bio o al norte de Copiapó. Es indudable, señor, que los terrenos que podrían concederse en aquellos lugares, al paso que carecen casi completamente de valor en la actualidad; tienen inconvenientes de mucha importancia, para que haya individuos que se resuelvan a establecerse en ellos. En una parte son desiertos, secos, áridos i en los cuales mui poco podrían prometerse los hombres mas industriosos en órden de su cultivo; en otra amenaza constantemente un peligro de invasion, al que talvez no querrían esponerse. La colonizacion de los terrenos del sur del Bio-Bio supone previamente la prevencion de medios de defensa para esas colonias; i hé aquí uno de los puntos de gran importancia que es necesario tener presente i que no se ha tenido por los que han formado esos vastos proyectos de colonizacion.

Es necesario cencebir ideas realizables, so pena de que cuanto se haga quede escrito en el papel, sin producir efecto alguno real. No obstante este inconveniente, que a mi juicio, es de mucho peso, yo no me opondré a que se adopte la idea de la comision; es decir, a que se dicte desde luego una medida que proteja las colonias que se establezcan en los estremos de la República; porque de tal medida no resultaria inconveniente alguno i porque podría suceder que esas mismas ventajas estimulasen un gran número de estranjeros a venir a Chile con la mira de establece se en aquellos puntos. Considero mui dudoso que los colonos quisiesen ocupar los lunares de que hablamos; pero como pienso que nada se perdería con hacer desde luego las concesiones que desea la comision, yo opino por que la Cámara las acoja. Creo, no obstante, que el artículo que se ha puesto en discusion debiera aprobarse en la forma que aparece, porque no está en oposicion con las indicaciones que la Cámara puede despues aprobar.

Bastaría para que aquellas se incluyesen en el proyecto, agregar algunos artículos a los presentados por el gobierno que son sólo dos; pero no entiendo que pudiesen servir de embarazo para acojer todas las indicaciones de la comision el que la Cámara desde luego aprobase el artículo 1.° del proyecto del Gobierno. No me parece que pueda tener lugar la indicacion del señor Diputado que ha hablado últimamente, porque al decir que se autoriza al Presidente de la República para hacer en tal forma la enajenacion de los terrenos baldíos, se entiende que se habla de aquellos que indisputablemente pertenecen a la nacion; de consiguiente todos los terrenos sobre los cuales pueda alegarse i se haya alegado algún derecho por una corporacion o por un individuo, miéntras no decida la autoridad judicial, no tiene la nacion derecho para cederlos, ni tomar sobre ellos resolucion alguna. Por estas razones, señor, me parece que debería aprobarse el artículo tal como aparece en el proyecto que se discute.

El señor Palazuelos. —Siento mucho no estar de acuerdo con el señor Ministro sobre la aprobacion que pide del artículo tal como aparece en el proyecto; las razones que tengo para ello las manifestaré despues de hacer a la Cámara algunas observaciones que considero indispensables para venir en conocimiento de este asunto i del juicio, o mas bien diré del acierto conque ha procedido la comision al presentar su pensamiento bajo la forma en que aparece en el proyecto, que tambien ha tenido la honra de someter a la deliberacion de la Cámara.

Ante todas las cosas, señor, como hablamos en unos tiempos tan pacíficos en que ya se acabó la guerra, esa guerra parlamentaria, guerra que no existe ni puede existir, diré que el asunto en que nos ocupamos en este momento nos obliga sólo a un combate de amistad i benevolencia en favor del pais. Me permitiré, pues, hablar esta noche con franqueza a la Cámara.

En primer lugar señor, siento en el alma que el señor Ministro no se haya manifestado poseído de la fe que yo tengo en esta cuestion por lo que respecto a las ventajas que reportaría el país desde el momento en que el Gobierno tomara a su cargo ejecutar un proyecto de colonizacion; yo sentiría, señor, no haber encontrado en un individuo cualquiera esa fe de que yo i la comision entera estamos poseídos. La Sociedad de Agricultura i Beneficencia, cuyo celo ha recomendado el señor Ministro en una de sus sesiones del mes de Marzo i Abril, oyó al señor Phillips, un estranjero ilustrado que ha hecho grandes servicios a Chile, que actualmente se halla en la colonia de Magallánes, que ha recorrido todos los puntos de importancia de la República, habiendo este caballero hecho evidentes las ventajas que resultarían de poblar una i otra orilla del rio Bueno, se estendió a hablar de los grandes bienes que sacaríamos de poblar desde ese punto hasta el Cabo de Hornos, tanto por la riqueza mineral del pais, como por la vejetal, pues, nos dijo que habrán ahí maderas en abundancia i mui ricas.

Este caballero es un naturalista, no es mero curioso, es un hombre que despues de muchos años de peregrinación en el pais, cree de suma necesidad que nos adelantemos a poblar esos lugares por la mucha riqueza que prometen. No sólo el Gobierno, el país entero conoce ya la gran utilidad que promete la formacion de colonias; en esto nos confirman los esfuerzos que se han hecho ayer por una Sociedad de Poblacion i despues por ia de Agricultura i Beneficencia. Sin embargo de que hasta aquí no hemos visto que se haya llevado a cabo ninguna de estas ideas, no hai quien no conozca lo mucho que nos promete su realización.

Sabemos por personas intelijentes, uno de ellos el señor Mébon, que estableciendo misiones en aquellos puntos i haciendo esfuerzos por civilizar a los patagones, tendríamos un gran número de pobladores útiles. Con que, por una parte nos anima un empeño nacional en formar estas colonias i por otra, tenemos una grande obligacion para con las provincias de Chiloé i Valdivia de librarlas de la invasión de los bárbaros; porque no seria la primera vez que éstos las asaltasen repentinamente, pues aunque tienen sus sueños ¿quién sabe si despiertan, se echan en masa sobre esas provincias i las arruinan? ¿I quiénes serian responsables de esta ruina? nosotros, que pudiendo precaverlas de una invasion, no empleamos los medios que disminuirían por lo ménos los peligros que corren. Aun cuando no tuviéramos mas obligacion que la de sacarlas de ese estado de servidumbre en que se encuentran, privadas de los elementos de la naturaleza misma, debiéramos hacer algo por ellas.

¿Es nosible que en unas provincias tan ricas no haya mas elemento que el alerce, que éste sea la única moneda del pais para el mayor número de sus hibitantes? ¿será posible que no tengan otra plaza donde poder acercar sus producciones? Parece, pues, que toda la sociedad reconoce como indispensable el establecimiento de una colonia en cualquier punto de la República.

Se ha dicho que no sabemos los datos con que el Gobierno debe contar para llevar a cabo este pensamiento i ¿cuándo tendrá esos datos el Gobierno? Casi podria asegurarse que ni en un siglo será posible venir en conocimiento de todos los antecedentes que pueden necesitarse ¿i esperaremos tan dilatado tiempo sin hacer nada miéntras una imperiosa necesidad nos impele a tomar una medida?

Esto no puede oírse sin dolor profundo del corazon, nó, no puede señor. Porque, ¿qué tarea tenemos nosotros, pobres diablos, despues de haber concluido nuestros padres la mision de la independencia, sino legar un porvenir a los que nos han de suceder? ¿No somos nosotros los depositarios de aquel gran tesoro? ¿no brilla? ¿no está ya en nuestras manos? ¿no se resolvió ya el gran problema? ¿qué nos queda pues que hacer? legar un porvenir a la posteridad, ¿qué hacemos? nos mantenemos sentados en el legado de la lei: este es todo nuestro afan; estamos no sólo durmiendo, estamos sentados sobre el legado i maldiciendo a nuestros padres; sí, señor, los estamos maldiciendo.

He dicho esto, señor, porque ¿qué otra cosa hacemos sino dejar marchar las cosas por sí mismas? El tiempo las proteja, ¿entretanto no sea dado al hombre poner la mano sobre ellas obramos como turcos? ¿qué fatalismo, por Dios, es este que nos impide poner la mano sobre el elemento que se encuentra entre nosotros? No queremos tocarlo; esperamos sin duda que nos llueva así como el Maná. Ai! pobres de nosotros, que queremos hacer las cosas i no creemos en los objetos ni nos aprovechamos de ellos; conocemos la riqueza del pais, i la malogramos. Hemos visto como por encanto estenderse la poblacion del pais al otro lado del Bio-Bio ¿quiénes han sido los que han hecho este cambio? cuatro frailes, sí, señor, a los jesuítas principalmente es a quien se debe lo que tenemos al otro lado del Bio-Bio. Sabemos que el rei hizo grandes sacrificios en mantener aquellas colonias; pero no quiso hacer grandes gastos pata mantener el respeto con que deban ser tratadas; mas ahora ni ese sacrificio queremos hacer. Esas provincias no progresan, ¿i qué han de progresar cuando el medio circulante es una tabla de alerce?

Se dice que es imposible llevar a cabo por ahora un proyecto vasto sobre la materia. El gobierno pide facultades para enajenar terrenos baldíos bajo ciertas condiciones; la comision le dice distingamos baldíos de baldíos; en los unos convendrá admitir a los pobladores concediéndoles ciertos privilejios; en otros nó. ¿Es este el proyecto vasto? parece que no; el gobierno sólo pide facultad para hacer la enajenación de los baldío; la comision opina porque se conceda al gobierno esta facultad ¿i esto tiene algo de vasto? Se ha dicho que sobre estos terrenos se alegan derechos de propiedad i que no pertenecen a la nacion; pero para colonizar esa parte del pais, no debe mos atender a si pertenece o no a la nacion; pertenezca a quien perteneciese, un artículo de la Constitucion dice: que puede disponerse de las propiedades particulares cuando la conveniencia de la nacion lo exija, indemnizando a sus dueños. ¿I qué propiedades son éstas que van a quitarse, dado caso que pertenezcan a otro que al Fisco? Son propiedades, señor, que no tienen ningun valor, que se miden de tal cerro a tal otro i allá van 30 o mas leguas que se venden por una cosa insignificante i talvez por un vaso de chicha si es un cacique quien las venda. (Risas).

Puede, pues, disponerse de estos terrenos, sin embargo de que pertenezcan a otro que al Fisco, indemnizando a sus dueños. En fin, señor, para dar término a este largo discurso, concluiré con lo que he dicho ántes: que, no sólo quisiera que despertáramos de este sueño; porque dormimos un sueño con pesadilla, señor, que da pena, sino que desearia que se hiciese algo desde luego, porque no duele tanto a un hombre el que no se hagan las cosas, como el ver que se les da de mano ¡esto sí que duele! esto escuese, señor! No solamente quiero yo que se haga, quiero que se haga con fe i con amor. La fe i el amor son la fuente que puede alimentar toda esperanza, la esperanza no se alimenta sino de fe i amor. Si no tenemos fe ¿a dónde vamos a dar?

El señor Irarrázaval. —Tuve la desgracia de haberme esplicado tan imperfectamente la primera vez que hablé sobre este asunto, que no fui absolutamente comprendido por el señor Diputado que acaba de dejar la palabra. No sé si este señor pudiese asegurar que se ha formado una idea mas alta de las ventajas de colonizar nuestro pais, desierto en una gran estension de su territorio, que la que tiene formada el que habla.

Precisamente fué esto lo primero a que acudí en esta noche; mas, no quise estenderme ni lo haré, ahora tampoco, en manifestar cuáles son las grandes ventajas de adoptar un sistema vasto de colonizacion, porque he tenido razones para esponer que todas ellas están perfectamente en conocimiento de cada uno de los señores diputados. Dije entónces que el gobierno no habia tenido los datos suficientes para elejir entre cinco proyectos de colonizacion, que casi al mismo tiempo se le presentaron; dije tambien que estaba envuelta con esos mismos proyectos la resolucion de algunos problemas a los cuales ha aludido en parte el señor Diputado preopinante.

Es necesario, por ejemplo, fijarse en qué lugares convenga fijar la colonizacion con preferencia; es necesario saber cuáles son aquellos de donde mas útil sea traer pobladores; es preciso acordar ántes un buen sistema de defensa para estas colonias, a fin de que no sean presas de los bárbaros, que como se ha dicho, quizá duermen; es de necesidad fijarse detenidamente en aquellas necesidades que puedan tender a la estabilidad de las colonias, a fin de que no suceda lo que con los agricultores de Buenos Aires; es necesario en fin (todavía estoi poniendo estos casos como ejemplos, porque hai otros muchos a que podria aludir) es necesario, repito, saber si el Fisco está en pacífica posesion de los terrenos en que pedrán tener lugar las colorias i si son poseídos por algunos individuos o corporaciones i ver qué medios podrán emplearse para proporcionárselos. Me parece que se tacharía al gobierno de poco previsor, si en un asunto de tanta importancia hubiese dictado providencias de gran bulto, sin tener los datos suficientes para calcular su acierto entre las dificultades que se le presentaran para escojer definitivimente alguno de los proyectos de colonizacion a que me he referido. El gobierno, deseando proceder en este asunto de tanta importancia lo mas ántes que fuese posible, no creyó que hubiese un medio mas oportuno, que pedir un dictámen a tres ciudadanos altamente penetrados de interes por la prosperidad del pais, que ya se habian ocupado en el mismo asunto i manifestaban gran interes porque cuanto ántes se tomase alguna resolucion.

No se ocurrió, pues, al gobierno, medios mas a propósito que valerse de las luces i trabajos de esos mismos individuos, aprovechándose de los pasos que ellos mismos habian dado para adelantar sus proyectos que ántes que el gobierno tuvieron en su mano, al ménos desde los miembros de la comision a que me he referido, uno de los cuales es el mismo señor Diputado a quien contesto. Seguramente, señor, que no habían sido tan insignificantes los embarazos que se presentan para proceder desde luego en el negocio de que nos ocupamos, cuando hasta ahora, no obstante haber trascurrido ya muchos meses, no ha podido esa comicio emitir su juicio al gobierno.

No sé si se le hayan presentado inconvenientes de otra naturaleza; pero yo debo juzgar por el concepto mismo que tengo formado de las dificultades del asunto que se hayan presentado a la comision. Participo, pues, absolutamente, en toda la estencion que se quiera, del mismo juicio formado por el señor Diputado preopinante, en orden a la importancia de promover la colonizacion en varias partes de la República; estoi asimismo armado de iguales deseos con respecto a la prontitud con que debe procederse en este asunto, a fin de que se lleve a cabo un proyecto de esta naturaleza.

Pero no estoi dispuesto, señor, ni como miembro del gobierno, ni como Diputado, a convenir en que se adopten medidas precipitadas, cuyos resultados no podrian calcularse no teniendo previamente los que serian necesarios para consultar el acierto.

He dicho, es verdad, de que quizá los señores Diputados que componen la comision han tenido una mira más vasta que la que el Gobierno se propuso al pasar a la Cámara el proyecto en que nos ocupamos; pero no he dicho en manera alguna que lo vasto de la idea de la comision pueda perjudicar ni servir de embarazo para que acojamos las indicaciones que ha hecho; al contrario, he manifestado mi conformidad con las dos que considero sustanciales.

He dicho sí que convengo en ellas por razones diferentes de las que espresa la comision en su informe.

Cuanto se ha dicho por el señor Diputado a cuyo discurso me estoi refiriendo, no arguye contra la aprobacion del artículo que se discute; porque creo que ninguna de las partes que tiene está en contradiccion con las ideas que han manifestado los que informaron.

Esas indicaciones, si la Cámara las adopta en conformidad con la opinion que he manifestado sobre ellas, podrán tener lugar en artículos por separado, por lo que respecta al número de cuadras de terrene, por ejemplo, el artículo, 1.° se refiere en jeneral a las cuadras de terreno que han de concederse. Una vez aprobado este artículo, no habria embarazo para que en otro se dijiera; pero a cada colono de los que se establezcan al sur del Bio Bio o al norte de Copiapó, se le conceden tantas cuadras mas por cada hijo que tenga de tal edad.

Esto es materia de otro artículo por separado, que no estaria jamas en oposicion con el que se discute.

En resúmen, señor, creo que estamos perfectamente de acuerdo con los señores miembros de la comision, sin mas diferencia que una absolutamente insignificante en el presente caso, i es, que los señores de la comision han apoyado las indicaciones que han hecho, en razones que para mi parecer son de poco peso; mas yo tambien convengo en aquellas por otras distintas. A esto se reduce la única diferencia que hai entre el sentir de la comision i el parecer del que habla. Siendo así, mal podria pretender, estando dispuesto a adoptar las indicaciones de la comision, que no se aprobase un artículo que no se halla en oposicion con esas indicaciones.

El señor Palazuelos. —Ojalá que la Cámara se hallase dispuesta a perdonarme esta majaderia; porque no siempre debemos permitir que se hable mucho sobre el asunto; pero dispénseme la Camara, pues el asumo es mui importante. En pocas palabras voi a manifestar lo que tengo que decir. Se me habia olvidado manifestar ántes que el artículo del preyecto presentado por el gobierno, sobre no ser incompatible con el de la comision, está comprendido en éstos; porque ninguno de los objetos que se propone este artículo, está olvidado en los del proyecio de la comision; de consiguiente, aprobado el de ésta, lo queda tambien el del gobierno, i no habrá para qué hacer una aprobacion especial de este artículo, perjudicando el de la comision; porque si se adopta el del gobierno será neeesario otra redacción para el artículo de la comision si es que tambien se quiere admitir: mayor trabajo i tiempo perdido.

Dice el artículo "para enajenar baldíos entre agricultores i artesanos"; esto mismo dice el de la comision, de consiguiente, estamos de acuerdo. Le falta al del gobierno espresar qué cantidad de terrenos debe darse a cada poblador; i es tan esencial determinar esta cantidad, que sin esto podrá quedar eludido el objeto de la lei; pues esto no es otro que promover la industria en aquellos lugares que necesitan la atencion del gobierno i si no se determinase la cantidad, resultada que quedaba aquel con facultad para conceder una porcion mas que suficiente, excesiva quizá, en beneficio de un solo individuo. Yo no creo que lo hiciese el actual gobierno; me glorio de pertenecer a un pais que tiene una administracion como la presente, que nos inspira tanta confianza i mui merecidamente.

Pero ¿no seria posible que andando el tiempo, i por las diversas modificaciones que sufre un gobierno, se cometiese quizá un abuso que perjudicaría el objeto de esta lei? Supongamos que se diese la mayor parte de estas tierras de Uman a un solo individuo, ¿qué habríamos conseguido con esto? formar hacendados; pero eso no es el objeto de la lei. Para que se realice este objeto debe designarse el número de terrenos que ha de concederse a cada uno, para que aquellos se repartan entre el mayor número posible de colonos. Como falta este requisito esencial al artículo que está en discusión, yo creo que debe preferirse el de la comision. Se me había olvidado hacer presente esta reflexion a la Sala.

Ha dicho el señor Ministro que cree útiles i convenientes las facultades que queremos conceder al Gobierno, pero que de ningún modo las cree necesarias. Esto, si no quiere decir que el Gobierno no se halla dispuesto a admitirlas, que no quiere aceptarlas, no sé lo que signifique; porque ¿qué mal hacemos al Gobierno con darle esta facultad? Ninguno, i mucho bien, si no hace uso de ella nada se pierde, i si lo hace ¿qué no ganamos? I si nada se pierde ¿por qué no dárselas? El Gobierno ha recibido de la Camara repetidos testimonios de su deferencia, i este no seria mas que otro nuevo testimonio que se le daria al revestirlo de estas facultades; yo creo que no debería rechazarlas; que nosotros debemos insistir en concederlas i el Gobierno debe admitirlas. I si hai una persona que ménos debería negarse a semejante concesion, dígolo con la mayor sinceridad, es el señor Ministro que acaba de hablar; nó porque él las desee, sino porque debe estar dispuesto a admitirlas, como parece que ya lo ha manifestado i ¿qué mas que decir que nada se pierde con ellas, que son útiles, aunque a nada conducen?

He dicho todo lo que tenia que hablar sobre la materia. Voi ahora a satisfacer a la Cámara sobre el cargo que se me ha hecho acerca del resultado de la comision que nos confirió el Supremo Gobierno. Señor, esos proyectos de que ha hablado el señor Ministro, pasaron a una comision compuesta del señor Egaña, del señor Errázuriz i del que habla. Nos reunimos los primeros dias en el Consulado, i tuvimos allí dos o tres conferencias. El señor Egaña insistió desde el principio, primero en que no teníamos datos de que servirnos para dar al Gobierno el informe que nos pedia; dijo despues que si algunos datos debíamos tener a la vista, eran los relativos a los motivos que tuvieron los españoles para formar las poblaciones que hubo a orillas del Imperial i demas puntos de la República; que era preciso tener a la vista los antecedentes, i que por lo tanto él los traería; que la mejor medida que debía tomarse para proceder con acierto en el asunto era tener esos datos. Convinimos en reunimos despues; nos trajo los datos i nos dijo que era preciso considerar de nuevo el asunto: aquí se ofrecieron nuevas dificultades. ¿Por dónde empezamos, por dónde concluimos? dijo el señor don Mariano; estos lugares son desconocidos para nosotros, por lo que seria preciso ir a ellos. Yo le pregunté: ¿quién es usted i yo, señor don Mariano? (Risas). En fin, invitados por el señor don Mariano para ir a su casa para... ah! se me habia olvidado; convinimos en que el señor don Mariano diese el informe diciendo cuanto se le ocurriese sobre el particular, con los datos que él dijo tener en varios documentos. Sea en hora buena, señor don Mariano. Pasó un año i cuando creímos que este informe estuviese hecho, voi a su casa: -¿Qué tenemos, señor don Mariano? —Nada (Risas). —Pero ¿en qué hemos convenido? —En nada. (Risas). —En esto me parece que habíamos convenido, señor don Mariano. —Se engaña Ud, me dijo. Concluyamos; estas son bromas; estos informes se piden cuando no se quiere hacer nada, me dijo; estos informes se piden cuando no se quiere poner mano en los asuntos (Risas). Cuando el Gobierno no tiene amor a las cosas las aleja de su lado. Esto me dijo el señor don Mariano, i yo fui de su opinion. (Risas). —Convengamos, pues, señor don Mariano, en que devuelva Ud. los proyectos. Esta es la culpa que puede haberme cabido en el informe de la comision que no ha dado ni dará, porque el señor don Mariano se mantiene en las suyas de no dar el informe i yo en las mias de no darlo tampoco.

Con que, señor, hablando francamente, la comision podrá satisfacer al Gobierno en el estado presente del pais, si pudiese hacer una investigacion de aquellos lugares, si tuviese otros documentos o finalmente si tuviéramos estadística en Chile; pero desgraciadamente, todavía no tenemos nada de esto. Viajar, no podemos sin conocimientos precisos, porque de otro modo semejante viaje seria inútil. Si tuvéramos todo esto, quizas la comision podría manifestar sus buenas intenciones. Yo creo que verdaderamente esto es un asunto engorroso para e Gobierno, como lo ha manifestado el señor Ministro; lo será, pero dejaria de serlo talvez si al señor Mi nistro le hablasen con franqueza las muchas personas que han hablado conmigo sobre el particular; le habrían dicho lo mismo que yo le quiero decir; pero en nuestro pais nadie se atreve a decirle al Gobierno nada que le disguste o que deje de lisonjearle; se valen de segundas manos para tirar la piedra. Todo el mundo, con cuantas personas he hablado, si fueran tan francas como yo, le dirían: Señor, el Gobierno duerme, i es preciso que no duerma, que aproveche una brillante época. Esto que nadie se atreve a decirlo, vengo yo a publicarlo a la Cámara. ¡Qué diferercia!

El señor Irarrázaval. —Tengo necesidad de contraerme a responder a una parte de lo que ha dicho el señor Diputado, porque sentiria que las ideas vertidas por él encontrasen eco en esta Sala o en el mas remoto rincón de la República. Todos los señores Diputados saben apreciar mui bien cuáles son los elementos de que puede disponer el Gobierno para desarrollar las semillas de progreso en provecho del pais; todos saben que no basta un buen deseo, que no bastan los conatos ni los mayores sacrificios para poder atender a las necesidades, tan pronto ccmo aparecen, según su importancia: tiene que mendigar estos auxilios, tiene que buscarlos, para el mismo propósito del bien del pais, a fin de encontrar esos recursos; tiene que valerse del patriotismo, de las buenas intenciones, de los conocimientos de los mismos ciudadanos. Decir que el Gobierno remite a comisiones precisamente aquellos proyectos que quiere alejar de sí i que mira con aversión, es decir, una quimera, en toda la estension de la palabra; es hacer una acusación tan gratuita como ofensiva al Gobierno, que emplea ese medio por el mismo interes del pais; es decir, en suma, que el Gobierno tiene el propósito de desentenderse, de mirar con desprecio los varios negocios que pasa a comisiones, que no son pocos. Mui justos pueden ser los motivos que ha tenido la comision a que me refiero para ro presentar hasta ahora idea alguna acerca del proyecto que nos ocupa; pero el hecho es que el mismo señor Diputado ha confesado que no tenia por dónde empezar i que se encontró sin datos suficientes, conviniendo por lo mismo en la necesidíd de estar en posesion de esos datos.

Si no me equivoco, señor, en la nota que se pasó a los mismos comisionados, cuardo se hizo el nombramiento, se les manifestó que el Gobierno estaba dispuesto a poner a su disposicion todos los papeles, todos los documentos que tenia reunidos o que pedia reunir. Pero si esto no era bastante, aun parece que habria sido regular decir al Gobierno: no podemos dar un informe sobre lo que se quieie saber en nuestro sentir; o si esto no se quisiese, podria haberse dicho que no habia voluntad para hacerlo.

Me parece que sobre el artículo en discusion, no tengo mas que hablar. He tomado por tercera vez la palabra, para no dejar sin una contestacion, aunque lijera, si bien podria darse mayor, a una parte del discurso del señor preopinante.

Quedó este artículo para segunda discusión.

Artículo 2.° en discusion.

"Art. 2.° El costo que tengan las especies de que se ha hecho mención en el artículo que antecede i el trasporte de dichos estranjeros desde el punto en que se hallen a aquel en que resuelvan establecerse, se cubrirá por el tesoro público, con calidad de devolverse en el tiempo i forma que el Presidente de la República determinasen.

El señor Palazuelos. —Yo quisiera hacer una indicacion a la Sala, para que se defiriese este artículo; porque es precisamente uno del proyecto de la comision. Yo no quisiera pedir que se dejase para segunda discusion, porque como no quiero hacerle oposicion, talvez no pueda pedirle que tenga una segunda discusion. Hago esto presente a la Cámara, para que se declare en la votacion que esto mismo está declarado ya en uno de los artículos del proyecto de la comision. No sé si seria buena táctica o si seria permitido pedir segunda discusion sobre el artículo, cuando no hago oposicion. No sé lo que dice el reglamento sobre esto, pues importa tanto pedir segunda discusion, como pedir que se difiera.

El señor Presidente. —Miéntras no se ponga en votacion, puede quedar para segunda discusion si alguno de los señores lo pide.

El señor Palazuelos. —Para este caso pido que tenga segunda discusion.

El artículo 5.° del proyecto de la comision es exactamente lo mismo; vale tanto votar sobre él, como sobre el artículo en discusión; pero yo hago indicacion para que en cuanto al lugar que haya de ocupar, no resuelva la Cámara hasta tanto no sepa si se aprueba o no el mismo proyecto.

El señor Irarrázaval. —Creo sustancialmente confotme el artículo 2.° del proyecto del Gobierno con el 5.° de la comision. Sin embargo, hai alguna diferencia en su redaccion; diferencia que aunque no parezca de bulto, es importante. La comision ha creido que seria un gran bien el mantener en la República estos estranjeros, i ya fueren colonos, ya trabajaren en fundos particulares o en cualquiera otro jiro. Ya se ha dicho esta noche en la Sala, que una persona de la provincia de Valdivia habia intentado llevar a aquella provincia como 25 familias de las muchas que de Nueva Holanda llegaron a Valparaiso, con el objeto de proporcionarles terrenos i otras ventajas; es cierto, señor, pero esa misma persona queria que el Gobierno cooperase a semejante proyecto. Es mui posible que este se realice, porque no son pocos lo que desean tener a su lado a semejantes personas. Por eso se dice en el artículo que el Gobierno debe costear el trasporte, sin especificar que esto tenga lugar respecto a los que vengan a establecerse como colonos. Hai, pues, una diferencia entre uno i otro artículo, diferencia a mi juicio, no despreciable. Creo, pues, que debe quedar este artículo para segunda discusión i cuando ésta tenga lugar, me fijaré mas en los términos del artículo 5.° del proyecto de la comision.

Quedó este artículo para segunda discusión.

Se levantó la sesion.

ANEXOS[editar]

Núm. 100[2][editar]

La solicitud que el señor Vial ha elevado al Congreso para que se declare libre de derechos el papel destinado al uso de las imprentas, sólo mui impropiamente podria considerarse versando sobre un asunto de interes particular; ella es quizas una de las mas importantes para el país, i afecta mas bien los intereses jenerales del público que los particulares del impresor. Ella tiende a abaratar las producciones de la prensa i por consiguiente a darles mayor estension i jeneralidad en nuestra sociedad. En el dia, pocos son los establecimientos tipográficos que pueden presentar obras a un precio que pueda competir con la librería estranjera; i mucho es lo que se deja de publicar por no poder hacer frente a los gastos de impresión i papel. Desde que una baja en los costos de las primeras materias, entre las que ocupa el primer lugar el papel, pudiese aliviar el costo de las impresiones, estas por el interes mismo de los publicadores, se darían a menor precio i se pondrían al alcance de mayor número de lectores. Ademas es de notarse que el valor del papel viene a ser lo que determina el número de ejemplares de una obra que ha de salir de las prensas de una imprenta; porque el mismo costo de composición hai en 100 que en 1000 copias; a lo que principalmente se atiende en la diferencia de 100 a 1000 es al costo del papel.

Libertado el papel de imprenta del derecho a que se le sujeta en un pais en que no hai industria fabril que protejer, tendríamos, en cambio del pequeño beneficio que por él reporta un fisco que tiene un sobrante considerable en sus arcas, las ventajas reales que traería ensanchar la esfera de luz de la prensa, llevar sus rayos vivificadores a mayor número de cabezas i fomentar la aficion a la lectura, no sujetando este goce a sacrificios pecuniarios superiores a las facultades del mayor número.

En nuestro concepto, la solicitud del señor Vial no puede mirarse como especulativa, sino mas bien como sumamente patriótica. El impresor que al fin es como otro cualquiera especulador, ni gina ni pierde en dar por un medio ménos, lo que tiene un medio ménos de costo; ganará si se quiere en el mayor número de compradores, pero esta pequeña utilidad probable, no es comparable con la ventaja inmensa i cierta que reporta el público.

Los periódicos, como los hombres, tienen horror a la muerte: si su existencia es cara, tienen que procurárseli a toda costa; si es barata, ellos adquieren mas independencia, mas libertad, el público es mejor servido, i todas las clases ganan.

Quizas haya espíritus estrechos, intelijencias miopes que miren con desconfianzas a la prensa, i que consideren que puede haber mal en libertarla aun del peso de un cuartillo; a estos les diremos, que es necesario no llevar mas allá de lo justo i racional la desconfiinza. La prensa siempre producirá mucho mas bien que mal. Las malas pasiones que alguna vez la impulsen, abandonadas a sí mismas, no son capaces de contrarrestar la accion fuerte i saludable de las pasiones buenas; jamas, lo repetiremos mil veces, jamas en una libre discusion, triunfarán las malas ideas i los malos ciudadanos, sobre los ciudadanos bueños i las ideas sanas, siempre que otro elemento que el de la prensa no sea puesto en juego, siempre que una mana estraña no venga a subvertir el órden o aceche su girra sobre algunos de los combatientes.

Este asunto que es sensible no halla tenido su oríjen en la misma cámara, se halla en poder de la comision de peticiones, en donde obtendrá sin duda una acojida favorable, un pronto dictamen, i es de esperarse sea sancionada por ámbos cuerpos lejislativos con arreglo a los intereses del pais ántes de su receso.


Núm. 101[3][editar]

Hace algún tiempo que llamamos la atencion de la lejislatura sobre la necesidad de favorecer la prensa en su carácter de industria nacional, eximiendo de derechos el papel de imprimir, que es la materia primera de que se hace mayor consumo. Una peticion se presentó a las Cámaras al efecto, i esperamos que se resuelva sobre esta materia. Como un hecho que deba contribuir un poco a ilustrar las opiniones, creemos oportuno hacer conocer que hace cosa de seis meses que no se introduce papel en la plaza, i que a consecuencia todas las prensas están a racio de papel, calculando el tiempo que habrá de durarles la provision, i temiendo que su material se agote ántes que lo puedan refrescar, i suspendiendo, por supuesto, las publicaciones. Este incidente nos trae a la memoria una actuacion seguida en 1560 en una délas conquistas españolas, en que el actuario concluye con estas palabras: "I aquí terminaron las declaraciones por haberse concluido el papel que había en la plaza, pasando los autos a Mendoza por tenerse noticia que allí habia papel."

Suponemos que algunos objeten a la fundada i lejítima pretension de los impresores, que el dia que se establezca en el pais una fábrica de papel, reclamarían entónces los fabricantes para que se protejiese su industria. Nuestra respuesta es sencilla; a saber: que la lejislacion debe ocuparse de los intereses presentes, i cambiar segun que los intereses cambien. Es ventaja inapreciable de los Gobiernos representativos, el que las leyes sean la espresion fiel de sus necesidades presentes, sin curarse de construir unos monumentos duraderos inaplicables en su ejecucion desde que desaparecen las circunstancias especiales que hicieron necesaria su existencia. Pero ya que nos ocupamos de la prensa, entraremos en una cuestion de mucha mas importancia relativa a su produccion, cuestion iniciada ya por El Mercurio, i que merece sin duda ocupar seriamente la atencion de nuestros lejisladores.

Tal es la proteccion que reclama la produccion literaria del pais, que no está suficientemente garantida por las leyes actuales que pretenden favorecerla.

Las lejislaciones europeas tardarán mucho tiempo en reconocer el derecho que cada hombre tenia de aprovecharse del producto de sus lucubraciones abandonadas a la publicidad, i mas o ménos buscadas del público, segun la importancia que a ellas se atribuía. La prensa empero, constituyéndose en un taller de reproduccion de las ideas o de los libros, necesitó para moverse con regularidad una lejislacion que asegurase al autor el fruto de su trabajo por una parte, i al público las ventajas de la propagacion de las ideas. Así pues, la lei declaró robo la reimpresion de un libro cuyo autor no se había desnudado del derecho de propiedad literaria, que hizo durar miéntras la vida del autor i aun algunos años mas en casos particulares; dejando a la prensa la facultad de reproducir todos los libros que no estaban garantidos por este derecho sagrado.

Hasta aquí la lejislacion europea. Hoi sin embargo se siente por todas partes la necesidad de una lejislacion jeneral en esa parte del mundo para garantir la propiedad literaria de la espoliacion que sufre de las otras naciones; i esta cuestion de la propiedad literaria se encamina visiblemente a formar parte del Derecho Internacional. La Francia, cuya literatura descuella sobre todas las otras del mundo actual, tiene en su frontera a la Béljica, donde se han establecido imprentas con millones de capital para reimprimir todo libro frances asegurado a su autor en Francia, pero no fuera del territorio frances. No bien la obra mas importante ve en Paris la luz pública de cuenta del autor, que cinco dias despues principian seis o mas prensas en Béljica a reproducirla por millares de ejemplares i de cuenta de la fábrica de libros, o la contrefacon, para proveer a todo el mundo civilizado; i se recuerda la circunstancia de haber una de estas empresas mandado a Chateaubriand a su tránsito por la Béljica, las pruebas de una de sus mejores obras, que estaban reimprimiendo. Sucede lo mismo, peor aun, a la Inglaterra, que no puede esportar un libro suyo, pues que le seria imposible rivalizar con la prensa norte-americana que se apodera de todos sus libros i los lleva a mejor precio aun a las colonias inglesas. La Italia, dividida entre tantos estados, se hace una guerra desapiadada de contrefacon, que se ejerce impunemente de ciudad en ciudad.

Finalmente, las colonias españolas reproducen o pueden reproducir al ménos, las producciones de la actual literatura española; aunque es verdad que son tan insignificantes i poco numerosas que los intereses españoles solo figurarían por analojia i por entrar en la regla jeneral a la par de las demás naciones que tienen literaturas, escritores i libros.

Esta reproduccion de los libros de una nacion en otra, sí bien despoja a su autor de un derecho limitándolo al solo pais de su nacimiento, trae, por otra parte, ventajas inmensas para la civilizacion del mundo, que hace desde luego propiedad suya cada progreso que la intelijencia humana hace en los pueblos mas adelantados i por el ministerio de las cabezas mas bien organizadas. Cuando todos los pueblos cristianos marchan bajo una misma bandera i se dirijen bajo un mismo fin; cuando cada pueblo avanza con los progresos de todos los demás, i la intelijencia humana por medio de la intelijencia de los grandes hombres de todas las naciones, se instruye, por decirlo así, con la coleccion de todos los pensamientos, de todas las observaciones que han ligado a todos los hombres i todos los siglos pasados ¿no deben volver los que elaboran nuevas ideas al depósito comun las verdades que han añadido a las que de todas partes se les trasmiten? Cada escritor tiene su poco de plajiario se ha dicho, i con razón; i son mui pocos los pensamientos nuevos que no son hijos lejitimos de pensamientos anteriores. ¿Cómo, pues, llegaría a fomentarse una lejislacion universal para protejer la propiedad literaria de un modo efectivo? En hora buena que sí Lamartine, Hugo, Guizot, Thiers, etc; publican un libro que descubre nuevas vias en la ciencia i la historia, no pueda ser reproducido en Francia durante la vida del autor; que tampoco pueda ser reproducido en Béljica, si se llega a establecer un Derecho Internacional, al ménos por un tiempo determinado; pero una traduccion de esa misma obra en los idiomas de otras naciones ¿a qué restricciones deberá sujetarse? Porque aqui hai dos autores; dos trabajadores; el que traduce, i el autor, el uno nacional i estranjero el otro.

¿I la compilacion, la nacionalizacion, digamos así, de las obras elementales de los tratados científicos?

Hemos creido oportuno entrar en estos antecedentes para esponer el terreno de la cuestion sobre la propiedad literaria, i contraernos a las modificaciones que esperimenta en América, que son tan notables, atendida nuestra calidad de naciones no productoras de pensamientos orijinales.


  1. Esta sesión ha sido tomada de El Progreso del 10 de Agosto de 1844, núm. 543. —(Nota del Recopilador).
  2. Este artículo ha sido tomada de El Mercurio de Valparaiso, del 12 Agosto de 1843, núm. 4,887. —(Nota del Recopilador)
  3. Este artículo ha sido tomado de El Progreso del 16 de Noviembre de 1844, núm. 626. —(Nota del Recopilador).