Tenacidad

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​Tenacidad​ de José Zorrilla
del tomo tercero de las Poesías.

«Serrana, ve si ha de ser,
Porque yo te he de esperar
En la fuente sin ceder;
Y o no tienes de beber,
O te tengo de encontrar.


»Y que me canse no aguardes,
Que nada esperar me importa
Noches, mañanas y tardes;
Toda una vida que tardes
Será esperándote corta.


»Y a más, serrana, hay aquí
Sitio tan fresco y tan blando,
Que tengo yo para mí,
Que anhelo tardanza en ti
Por sólo estarte aguardando.


»Aquí las aguas sonoras
Rodando en la hierba van,
Y aquí las aves canoras,
Del bosque alegres cantoras,
Música dulce me dan.


»Aquí las flores campestres
Me dan los blandos perfumes
De sus cálices silvestres,
Y gozo en que no te muestres
Mucho más que tú presumes.


»Pues si al fin has de salir
Altiva asaz y enojada,
Tarda, serrana, en venir,
Que el alma te ha de fingir
Más fácil y enamorada.


»Ve, pues, lo que has de ganar
Si más piensas en mi daño
Así esquivarme y tardar,
Porque más quiero esperar,
Que saber un desengaño.


»Y bástame a mí saber
Que a cada punto te veo
Cuando yo te quiero ver;
Que mucho vale tener
De centinela al deseo.


»Tras cada tronco arrugado
En que la vista repara,
Tras cada espino enredado,
Tras cada sitio enramado,
Estoy buscando tu cara.


»De cada hoja que se mece
A la vibración ligera,
El alma se me estremece,
Y todo el valle parece
Que tu rostro reverbera.


»Siempre estoy adivinando
Esos dos ojos crueles
Que a traición me están mirando,
Tras un haz de juncos blandos,
Tras un pie de mirabeles.


»Siempre a cada incierto ruido
Que hace el aura entre las ramas,
Vuelvo el gesto sorprendido,
Pensando que tú me llamas
De algún lugar escondido.


»A cada vago lamento
Que los olmos azotando
Alza repentino el viento,
Me finge mi pensamiento
Que tú pasabas cantando.


»Y si una tórtola bella
Suelta triste en la espesura
Su enamorada querella,
Digo: -Así llegara o ella
Mi amorosa desventura.


»Y todo es pensar en ti,
Todo buscarte y quererte
En tanto que aguardo aquí,
Aunque me pesa ¡ay de mí!
Desearte y no tenerte.


»Que si al fin de mi esperar,
De mi amoroso gemir,
Te dejaras ablandar,
Y saliendo del lugar
Acabaras por venir;


»Si cual las aguas hicieras
Que aquí murmurando están,
Y entra arenillas ligeras,
Bullendo en tropel parleras,
Al valle rodando van;


»Si hicieras como esas flores
Que cierran de noche al frío
Sus tocas de cien colores,
Y despliegan sus primores
Del alba al fresco rocío;


»Delicioso por demás
Fuera esperarte, serrana;
Mas si hoy al fin no vendrás
Será persuadirme más
De que tampoco mañana.


»Pero ¡no has de holgarte, a fe!
Pues tan tenaz como soy,
Al fin de buscarte, sé,
Que si no te encuentro hoy,
Mañana te encontraré.


»Que he dejado mi ciudad,
Serrana, y venido así
Tan sólo por tu beldad,
Y ya, por tu terquedad,
No he de volverme sin ti.


»Y cuenta con lo que digo,
Que he de estarme eternamente
De estos olmos al abrigo;
Y no te finjas que intente
Partirme sino contigo.


»Haréme por el verano
Un toldo con espadaña,
Y haré en el invierno cano,
Por burlar al viento insano,
Mi hoguera en una cabaña.


»Conque así, ve si ha de ser,
Porque yo te he de esperar
En la fuente sin ceder;
Y o no tienes de beber,
o te tengo de encontrar.»