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La conquista de quince mil leguas/V

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La conquista de quince mil leguas (1878)
de Estanislao Zeballos
CAPITULO V




RIOS ANDINOS Y DE LA PAMPA CENTRAL


SUMARIO—El rio Diamante.—Errores sobre su curso.—Rectificaciones.—Observaciones de Sourriére de Souyllac, de Moussy, Burmeister y Rosetti.—Últimos reconocimientos practicados por los ingenieros Host y Tapia.—Discusión de sus informes.—Viaje del ingeniero Casaffousth.—Datos del coronel Bastos.—El Atuel.—Origen, afluentes y curso de este rio.—El Salado de los Andes.—Otros derrames orientales andinos.—El rio Malargüe.—Lago de Yacanelo.—La laguna del Bebedero.—El Salado de la Pampa.—Viaje de Don Luis de la Cruz.—El rio Ocupal—Expedición militar de 1833.—Fuga de un cautivo.—Su peregrinación á lo largo del Chadi-leuvu.—Llegada al Bebedero.—Navegabilidad de los rios.—Urre-Lavquen.—Mariano Rosas.—Errores geográficos.


El Diamante, línea actual de la frontera de Mendoza, no es ya un rio desconocido y cuyo oríjen y curso ofrezcan dudas.

Sourriére De Souyllac decia en 1805 que el rio Diamante nace al pié de un gran cerro de este nombre; pero el dato no es del todo verídico.[1]

El doctor Burmeister, en su noticia hidrográfica sobre el Diamante, dice que con el Atuel son dos brazos de un rio de las cordilleras, que baja á travez de los distritos del norte hasta las estepas de la Patagonia, refiriéndose sin duda al Chadi-leuvu.[2]

Según de Moussy[3] el Diamante nace al pié del volcan de Maipo, y á las inmediaciones del cerro de la Cruz de Piedra. Atraviesa de Oeste á Este el valle de Uco, encuentra en seguida una serie de bajas colinas y luego se precipita al desierto.

Abriendo la carta de nuestro antiguo profesor señor Rosetti sobre esta sección de los Andes y su sistema hidrográfico, encontramos que de Moussy no se ha aproximada á la verdad, puesto que ha confundido mi afluente del Diamante con el rio principal. No conocemos exploración científica alguna posterior á la del señor Rosetti, sobre las nacientes de este rio, y á ella nos atendremos.[4]

En la falda oriental de los Andes, entre el volcan de Maipo (5,384m} y el paso de la Cruz de Piedra, existe un gran lago, atravesado por el paralelo 34°, de cuyo lago deriva un arroyo que corre al sur-este, recibiendo en su tránsito las aguas de varias corrientes de la cordillera, entre la Cruz de Piedra y el cerro de la Paloma. Este caudal forma el arroyo de la Faja que se echa en el rio Diamante algunas leguas antes del cerro del mismo nombre al este, afluente que de Moussy confundió con aquel rio. Al oriente del arroyo de la Faja, se echa el principal arroyo Hondo y al este el arroyo del Carrizal.

La cordillera comprendida entre el lago que halla al pié del cerro Diamante (hay dos cerros del mismo nombre quedando al este el que antes nombramos) y el alto de los Mineros, vierten sus aguas al occidente por una red de canales que forman el caudaloso rio Cachapoal que pasa al sur de Rancagua mientras que al naciente alimenta menor número de arterias formando el rio Diamante, que faldea la cordillera con rumbo casi directo al este, arrancíindo sus dos brazos principales del lago del primer cerro de su mismo nombre y del Alto de los Mineros.

Desde el segundo cerro Diamante al este, el rio no recibe afluentes y sigue su caudal con abundancia hasta que cae perpendicularmente en el Chadi-leuvu, algunas leguas al sur de la laguna del Bebedero, y en los campos que sus derrames se convierten en pantanos. La desembocadura del Diamante en el Chadi-leuvu (Çhadi, salado, leuvu, rio) tiene lugar por una serie de bocas que forman un delta fangoso. El curso principal de este rio, observa el Dr. Burmeister, es entre los 34º 30, y 35" de lat. sur. De Moussy dice que es muy poco conocido, no teniendo en la parte inferior de su curso mas que tolderías de indios.

El distinguido viajero francés ha incurrido en error. El Dr. Burmeister no ha explorado el rio y no ha podido darnos en este asunto sus propias observaciones científicas, pero el Diamante ha sido perfectamente reconocido después de publicados los trabajos del señor Moussy y desde antes era línea de frontera sur de Mendoza.

En los archivos militares existen datos para la descripción de este rio, sobre el cual se han practicado varios reconocimientos y proyectado ó construido fortines, desde San Rafael al este hasta el Chadi-leuvu.

No hemos tenido el tiempo necesario para hacer pacientes investigaciones en el archivo del Ministerio de la Guerra, por las razones que hemos esplicado en otro lugar;, pero conocemos los últimos reconocimientos practicados por el sargento mayor Don Federico Host[5] en 1876, y por el ingeniero nacional Don Zacarias Tapia en 1878.[6]

Las observaciones de uno y otro no concuerdan á veces en todos sus detalles; pero en general se armonizan. Debe tenerse presente, por otra parte, que aquellas discrepancias pueden ser orijinadas por las diferentes estaciones en que los viajeros realizaron sus estudios, lo que influye naturalmente sobre el caudal de agua de los rios y sobre los fenómenos que producen la fuerza de las corrientes, variable con las estaciones, es decir, con las crecientes y bajantes que estas determinan. El informe del ingeniero militar Don Federico Host, trae fecha 13 de Setiembre de 1876, con una carta geográfica y se titula: « Pelación topográfica de la traza del camino y la línea de fortines entre las Villas de Mercedes (frontera de San Luis) y San Rafael (frontera de Mendoza)

Este oficial describe la confluencia del rio Diamante con el Salado ó Chadi-leuvu, en estos términos: « Del paso de la Carreta» continúa la traza del camino á las Islas del Diamante distantes diez kilómetros al S. 19º O. Piso en todo el trayecto firme y llano; las islas se han formado de los brazos del Diamante con la confluencia del Salado. En el dia ha quedado en seco el cauce principal del Diamante y de sus brazos en las juntas del Salado, y el agua que se encuentra en estos parajes es de un gusto salobre, que queda estacionada en profundos pozos que forman las crecientes durante el periodo de las lluvias en el centro del lecho de los diferentes canales del Diamante, por los cuales derrama sus aguas de nieve el rio Salado (Chadi-leuvu). El rio Diamante se ha abierto un cauce nuevo á los 35 kilómetros al este de San Rafael haciéndose tributario del rio Atuel, y los derrames alcanzan en su antiguo cauce á 35 kilómetros mas al naciente á donde se pierden en la arena.

Detengámosnos á discutir este punto. En todas las cartas geográficas argentinas que gozan de alguna reputación se verá, en efecto, cinco leguas al este de San Rafael, un arroyo denominado Cauce Viejo, que unia á los rios Diamante y Atuel, en el punto en que este describe una curva aproximándose al primero.

De Moussy[7] refiriéndose á esta unión dice: « Pero hace cerca de medio siglo, que los aluviones han obstruido su lecho de ese lado, y se ha abierto un curso directo hacia la prolongación del Desaguadero, cuyas aguas aumentan considerablemente al principio del estío. »

Según la observación del mayor Host, sucede hoy lo contrario de lo afirmado por el doctor Moussy, en el pasaje citado de su célebre obra.[8]

El Dr. Burmeister, alude al mismo en estos términos: « El rio Atuel se acerca mucho al Diamante, y en los años de abundancia de agua, se une á este por un brazo que sale arriba de San Rafael. Por lo menos esta unión ha existido en otro tiempo. »

El ingeniero Tapia, en fin, visitó el paraje en 1878 y dice que el arroyo ó Cauce Viejo sale del Diamante y vá al Atuel sin asumir importancia alguna; y agrega que una alcantarilla de cuatro metros es suficiente para establecer la continuidad del camino entre Villa Mercedes y San Rafael.

Dedúcese de esta nueva observación que, el ingeniero Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/172 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/173 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/174 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/175 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/176 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/177 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/178 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/179 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/180 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/181 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/182 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/183 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/184 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/185 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/186 otro algarrobo, cuya monstruosa altura sorprende. Me fijé también que en aquella parte donde el rio se presentaba angosto, como de 15 á 20 varas de ancho el agua era turbia pero buena; y donde se estendia mucho, era clara, azulada y desabrida. Yo seguia costeándolo ya atravesando espaciosos carrizales, que me cubrian con su altura, y que en tiempos de lluvia hablan sido inmensos bañados y grandes totorales, recien asomando sus primeros retoños, por haber sido arrasado por la vorazidad de las llamas de alguna quemazon (Culan).

« De cuando en cuando me acercaba al rio para ver si el agua era buena y hasta allí la encontré salada. El rio mas salado, aun tanto que por solo haber probado el agua se me grietaron los labios hasta verter sangre. Con esto creció mi desconsuelo. La sed hacia progresos lo que me ofrecía serios temores; ya mi garganta silvaba! En este supremo apuro se me aumentaba el desaliento, viendo una playa tan inmensa que parecía una lápida de mármol blanco. Era una salina cuyo suelo ofrecia á la vista un guadal[9] de harina. Cuando el sol estuvo para entrarse sentí los efectos de una sed espaniosa. Los caballos ya no sudaban y el calor habia disminuido muy muy poco su fuerza. Me acerqué de nuevo al rio, siempre muy cerca y á mi costado izquierdo. El rio en esa parte era encajonado y profundo, con muy poca agua, y esta amarillenta. Dejé á mis caballlos en la orilla y me descolgué tomándome de las ramas de los arbustos. Llegué al fondo y como el estado de sequía en que me hallaba no permitía andar con ceremonia, estendí las dos manos juntas para alzar agua hasta la boca. Tomé sin sentir su gusto; pero al pasar por la garganta me vino una arcada: ¡tan amarga era!»

Hemos copiado los precedentes detalles que la relación de Avedaño hizo de su fuga, publicada en la obra antes citada, porque es el único viajero que ha orillado este rio en tan largo trayecto y pinta á lo vivo el desamparo y peligro de la travesía de los campos adyacentes al Chadi-leuvu sobre el cual dá también algunas noticias, aunque vagas, no sin interés.[10]

De Moussy, en la parte ya citada de su obra, dice: « Parece que el Chadi-leuvu y el Salado tienen mucha agua. Cruz que pasó el primero en 1805 y el coronel Velazco que reconoció los dos en 1833, están de acuerdo sobre este punto y convencidos de su navegabilidad.»

Hay confusión en este párrafo, pues, aquellos dos rios no son mas que uno; y como ya lo hemos observado la confusión viene desde Cruz.

Mariano Rosas ha conversado detenidamente con nosotros sobre esta rejion de la pampa, y nos ha mostrado un croquis geográfico que construye, sobre la base de la carta De Moussy, corrijiéndola en la pampa, y marcando una serie de importantísimos lugares estratéjicos, caminos y lagunas, solamente conocidos de ios indios que él ha visitado infinidad de veces al recorrer esos campos desde el Diamante al rio Negro y desde las estancias de Buenos Aires has los Andes.

Tenemos motivos para creer muy exactas las noticias que Mariano Rosas nos ha suministrado, porque las que se refieren á zonas conocidas como las del Diamante y las del Bebedero, concuerdan perfectamente con las relaciones de los pocos viajeros que las visitaron.

Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/189 Página:La conquista de quince mil leguas.djvu/190 Lo segundo, por la naturaleza esencialmente porrosa del territorio, desde el Bebedero á la Amarga.

Aquellas evaporaciones forman una niebla que oscurece los horizontes, y en este fenómeno se inspiraron los indios para llamar Urre Lavquen al parage, es decir, « Laguna de las Brumas. »

ün viajero contemporáneo, el señor Moreno, incurre en un error geográfico fundamental, al decir que el rio Diamante desagua en esta laguna Urre-Lavquen ó Amarga.[11] Asi se creia en el siglo XVIII; pero el error está desvanecido desde principios del siglo actual, como se ha demostrado al consignar el resultado de las últimas exploraciones.




  1. Descubrimiento del gran rio Diamante, que corre á la orilla de un cerrito aislado de las pampas, por J. Sourriére de Souyllac.—(Coleccion de Angelis, Tomo 6.) El título es demasiado pomposo para lo poco ó nada con que el autor concurre al estudio de aquel rio.
  2. Hemos visto ya que el Dr. Burmeister hace llegar la Patagonia hasta el rio Colorado.
  3. Descrip. Physique et statistique de la Repúblique Argentine par Martin De Moussy, pag. 163, tomo I.
  4. El Dr. Burmeister en su Descrip. Physi de la Repub. Arg. obra cit. ha utilizado los trabajos del señor Rosetti. Véase en efecto notas 31 y 37 pág. 368, y nota 77, pág. 376 y 377 del primer tomo.
  5. M. S. en el archivo del Ministerio de la Guerra.
  6. M. S. en el archivo del Departamento de Ingenieros de la Nación.
  7. Obra citada, tomo I, página 163.
  8. Obra citada, tomo I, página 306.
  9. Terreno blando, patanoso, en que se hunde el caballo, muy común en la pampa
  10. Santiago Avendaño desempeñaba en 1874 el cargo de Intendente de indios.—Tomó parte en la revolución de Setiembre de ese año y habiendo sido hecho prisionero por fuerzas del ejército gubernativo, fué entregado los indios que lo pedian para lancearlo.—Asi lo hicieron.
  11. Véase la relación de su viaje á la Patagonia Setentrional, pág. 185 del tomo 1 de los Anales de la Sociedad Científica Arjentina, donde dice: « Crucé el cordón de médanos que principiando en las cercanías del mar de la Cabeza de Buey, concluye en la laguna Curu Lauquen donde desagua el rio Diamante. »