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Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/576

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Smirnov.—Le hablo del Banco y ella me habla de la cuadra. ¡La lógica de las mujeres!

Elena.—¡No sabe usted tratar con señoras!

Smirnov.—¡Qué he de saber! Es muy difícil. Prefiero encontrarme ante la boca de un cañón a encontrarme ante una mujer.

Elena.—¡Es usted un mal educado, un grosero! Ninguna persona correcta se permitiría hablar en ese tono a una señora.

Smirnov.—¿Cómo demonios quiere usted que le hable? ¿En francés, ceceando? (Fuera de sí, empieza a cecear en francés.) 'Madame, je vous prie... permettez moi.. avec le plus grand respect... Me es tan grato, señora, que no quiera usted pagarme mi dinero... Perdóneme que la haya molestado... Hace un día hermosísimo, ¿verdad, señora?... ¡El luto le sienta a usted muy bien, señora! Es usted encantadora, señora... (Saluda irónicamente.) ¿Es así como he de hablarle a usted?

Elena.—¡Qué grosería y qué estupidez!

Smirnov.—¡Caramba! (Imitándola.) ¡Qué grosería y qué estupidez! ¡Me ha matado usted! ¿Qué hago yo ahora? (Cambiando de tono.) Se engaña usted, señora, si piensa que no sé tratar con mujeres. He conocido en mi vida más mujeres que gorriones ha visto usted, señora. He tenido tres duelos por mujeres; doce mujeres han sido abandonadas por mí; yo, a mi vez, he sido abandonado por nueve mujeres. ¡Gracias a Dios, no ignoro lo que es una mujer! ¡Sí, señora! Yo, en otro tiempo, era romántico, galante, enamorado;