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la ciudad encantada de los césares

I así terminó, provocando una incredulidad jeneral, pero dejando todavía algunos vestijios de duda en los empecinados, la quinta o sesta tentativa hecha por el lado de Chile para descubrir los lamosos Césares, que solo en Roma habian existido, cual lo atestiguan todavía las grandiosas ruinas de su grandioso alcázar:—«El palacio de los Césares».

Nos queda todavía por referir una última tentativa destinada a revivir la fábula de la Patagonia i de las lagunas, la cual, aunque peregrina, es breve, porque no llegó a ponerse en ejecucion, i pasamos a referirla.

Fue autor de aquel postrer apuro para dar vida a una aventura que ya no tenia razon de existir sino como novela, un viejo marino español llamado don Manuel José de Orejuela, quien habia contado en el mar tantas aventuras como en tierra. Habia sido negrero i habia hecho cierta fortuna en Africa i en Buenos Aires con este maldecido tráfico. Habia sido negociante de algun fuste en Chile, donde tenia un hermano licenciado, i habia hecho una ruidosa quiebra en 1752. Habia sido armador, i perdido i ganado buques en Valdivia, en el Callao, en Guayaquil, en Panamá, en las costas de Méjico