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Página:Dramas de Guillermo Shakespeare.djvu/268

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ROMEO

cible noche, protectora de los amantes! Más dulce es que música en oido atento.

JULIETA.

¡Romeo!

ROMEO.

¡Alma mia!

JULIETA.

¿A qué hora irá mi criado mañana?

ROMEO.

A las nueve.

JULIETA.

No faltará. Las horas se me harán siglos hasta que esa llegue. No sé para qué te he llamado.

ROMEO.

¡Déjame quedar aquí hasta que lo pienses!

JULIETA.

Con el contento de verte cerca me olvidaré eternamente de lo que pensaba, recordando tu dulce compañía.

ROMEO.

Para que siga tu olvido no he de irme.

JULIETA.

Ya es de dia. Vete... Pero no quisiera que te alejaras más que el breve trecho que consiente alejarse al pajarillo la niña que le tiene sujeto de una cuerda de seda, y que á veces le suelta de la mano, y luego le coge ansiosa, y le vuelve á soltar...

ROMEO.

¡Ojalá fuera yo ese pajarillo!