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Página:Esploracion de las lagunas Negra i del Encañado.djvu/207

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A LA LAGUNA NEGRA

mui intenso; pero, desde los 45° hácia el horizonte el tono aclaraba notablemente, sin adquirir jamás el color azul que se observa desde las llanuras, terminando por brumas blanquecinas, que hacian resaltar aun mas la intensidad del negro del zénit.

Durante nuestra corta permanencia en el Portillo, esperimentamos esa respiracion acelerada i penosa que ocasiona la rarefaccion atmosférica en las grandes alturas; mas, la verdadera puna, soroche ó "mal de las montañas" no se hizo sentir, merced probablemente a la absorcion de nuestro espíritu al contemplar los bellos cuadros que se nos ofrecian a la vista o a la ninguna necesidad talvez que tuvimos de hacer esfuerzos musculares violentos. Sin embargo, al pié de la cuesta, 1,171 metros mas abajo, en el momento que haciamos nuestro frugal almuerzo de viaje, sufrimos de una manera bien marcada los efectos de la tenuidad del aire; ocurriéndonos el no poder masticar un bocado sin respirar muchas veces i obligarnos a paralizar la operacion para alimentar nuestros pulmones harto mas necesitados que el estómago. El hablar es el peor ejercicio que puede hacerse, porque, ántes de terminar una frase, se produce un cansancio que obliga a terminar con sonidos guturales. Es necesario, pues, hablar con calma i parcamente, so pena de jadear de una manera lastimosa.

En cuanto al cordon de los Andes, tema de alguna de nuestras conversaciones, con motivo de haber viajeros que suponen la existencia de dos sierras madres o cadenas principales, me veo obligado a to-