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Página:Historia general de el reyno de Chile - Tomo I.djvu/132

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HISTORIA DE CHILE

rrupcion en el bizcocho y en los otros mantenimientos. Ultimamente todas las naves se perdieron de vista vnas de otras, sin que jamas pudiessen juntarse y hazer cuerpo de armada. La Capitana, intitulada Esperanza, de doscientas y cincuenta toneladas, arribó a los ultimos del año de 1599 a la punta de Lavapié, tres leguas de Arauco, y los indios, que entonces eran amigos de los Españoles, los recibieron con muestras de mucho regocixo y los abastecieron liberalmente de maiz y otras menestras. Con este zebo les armaron sutilmente el anzuelo; procedieron los holandeses incautos, y sin recelo entraban y salian con tanta seguridad y confianza como si estubieran en sus casas. Convidáronles a un banquete con mucha chicha, en que concurrieron las provincias circumbecinas de Arauco, y les persuadieron que aquel festexo era por su venida, y que avian de capitular confederaciones con su nacion. Y estando muy descuidados comiendo y bebiendo y cargando la mano en la chicha, les acometieron con vna fiera emboscada y mataron al General Simon Cordes, a otros veinte y seis; cogieron la barca y despojos militares; llevaron para triunfar las principales cabezas a la Ciudad de la Concepcion, donde a la sazon residia D. Francisco de Quiñonez, Gobernador de el Reyno de Chile, y se las presentaron para mostrarse amigos de los Españoles y enemigos de sus enemigos y de los que lo aun de la fee. En los de la nave cayó vn tan gran pabor y miedo, que zarparon anclas y largando velas no pararon hasta el Japon, a donde llegaron con solo catorce hombres de ciento y treinta que se embarcaron en Holanda. La Almiranta, llamada Caridad, de ciento y sesenta toneladas, tomó puerto en la isla de la Mocha, y los isleños les asentaron valientemente la mano, reciviéndolos con muestras de amor, y dexándolos descuidar les mataron sesenta hombres y cogieron las barcas y artilleria menuda que llebaban. Naufragó despues en Ternate.

Sebaldo Werte se acogió a los canales del Estrecho, y corriendo por el mar ancho de el Norte halló, en 50 grados y 40 minutos, tres islas hasta entonces no conocidas, y de su nombre se dixeron Sebaldinas, como refiere Juan Laet. Perdidas las ancoras y muy rotas las velas, tiró la vuelta de Holanda, y de hambre y trabaxos se le murieron casi todos los compañeros, y aviendo sacado ciento y diez hombres, despues de veinte y cinco meses de navegacion. El Capitan Baltazar Cordes, manzebo de muy gentil disposicion y brios, lidiando valerosamente con los elementos, resistió las tormentas dentro de los puertos y bahias de el Estrecho, y mexorando el tiempo volvió al mar Austral, y por Mayo de 1600 dió fondo en la isla grande de Chiloé, en punta de Lacui, que dista veinte y cinco leguas de la Ciudad de Castro y oy se llama el puerto del Ingles, que en estas regiones no distingue el vulgo la differencia de las naciones setentionales de Europa, y el comun vocablo con que la plebe de las Ciudades de las Indias conosse a los estrangeros es con el nombre de Pichilinges; ademas, que como asta entonces no se avian visto en este mar sino los ingleses arriba referidos, los reputaban a los holandeses tambien, por ingleses, y a todos los llaman los indios, sin distincion, Moro-guincas.

La nave de Baltázar de Cordes era capaz de cien toneladas de carga; recibió en Holanda ochenta y seis hombres, y quando saltó en tierra en Chiloé se allí solo con treinta. Sacáronle los indios de Chiloé el vientre de mal año, y en recompensa los exortó a que sacudiessen el yugo de la obediencia a los españoles, prometiéndoles su