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CANTO ELEGIÁCO

Los objetos se pierden y se borran,
En el azúl sombrío de los cielos,
Las estrellas tachonan
El manto inmenso, que cubriendo al mundo
Le sirve de dosel cuando reposa.
Ya no cantan las áves en el prado,
Ni suspiran las árpas trovadoras,
Ni los rayos del sol amaneciente
En cambiantes de lúces se trasforman;
Ya no ostentan sus flores
Las madreselvas tiernas y frondosas!
Ora pliegan su tallo delicado
Y, débiles, se doblan
Anegado su seno, por las perlas
Del llanto del aljófar;
Ya la fresca alegría de la dicha
Su fulgor no desborda...
Sólo la negra oscuridad desciende
Sobre el suelo dormido en esta hora!
En su quietud, naturaleza entera