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Ojos de evocadora, gesto de profetisa,
En ella hay la sagrada frecuencia del altar;
Su risa es la sonrisa suave de Monna Lisa.
Sus labios son los únicos labios para besar.
Y he de besarla un día con rojo beso ardiente;
Apoyada en mi brazo como convaleciente
Me mirará asombrada con íntimo pavor;
La enamorada esfinge quedará estupefacta,
Apagaré la llama de la vestal intacta
¡Y la faunesa antigua me rugirá de amor!
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