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pasar el tiempo se entretienen, con gran formalidad, en asuntos que no les importan—farsa como la de aquel flautista que usaba una flauta descompuesta «para echarle la culpa» cuando daba notas falsas.

En la distribucion del trabajo de cada uno, suele suceder que un sábio necesite la ayuda de una ciencia que no conoce y se vea obligado á cortar con cuchillo las coordenadas geográficas, ó á tomar latitudes con cielo densamente nublado, porque los que lo saben se rien, y después de reir se callan, y no hacen nada. Este es mi caso. Los matemáticos no prestan atencion á cosas tan triviales como un fragmento de vaso «que no sirve para nada» y abandonan su restauracion á los que «no saben nada». La ignorancia, sin embargo, puede ser de doble carácter: ó se ignoran las cosas, ó los nombres de las cosas. Colóqueme el lector en el segundo caso y no discutamos por cuestion de nombres.

Sobre tales bases de buen sentido, la restauracion de los tiestos calcháquis se apoya en hechos, y en el caso particular que me ocupa, tales hechos puede comprobarlos el primer venido.

Por lo pronto, me era imposible ejecutar cualesquiera restauraciones sin dedicar primero las medidas á los elementos de la proyeccion horizontal. La figura 13 ilustra tales medidas, consignadas en el comienzo de este artículo. Una línea A,B. Centro en x. En ella están fijadas las medidas de la base, de la boca y del vientre, con sus correspondientes arcos: a b, c d, e f, ó mas bien las semi-circunferencias á que corresponden los arcos reales del fragmento. La porcion superior de la figura 13 sombreada oblicuamente representa el fragmento estudiado.

Hallado el centro de los arcos de ese fragmento en x, por el procedimiento elemental de las perpendiculares á las cuerdas, el compás hizo el resto. Pero, como los 3 puntos utilizados de cada arco están en un mismo plano horizontal, es fácil obtener la altura del vaso. De aquí surge la proyeccion vertical o, p, q, r, s, t. En esta proyección vertical aparecen nuevos arcos, op=ts; pq=rs,+qnr. El arco sr, tiene su centro en x, hallado por la perpendicular á su cuerda, con intersección sobre mn, de modo que p, q, r, s corresponde, en la proyección vertical, á una zona de la esfera proyectada en A m B s r n q p. Esta zona es de 45°. La línea n x es igual á 88 milímetros, ó sea el radio de la zona. A 31½ milímetros en y, sobre n, está el centro de la zona p, o, t, s. Por la figura, no es difícil comprender que para trazar el arco p, o, se necesita un radio (80 mm.) el cual,