Página:Viaje maravilloso del Señor Nic-Nac - Eduardo L Holmberg.pdf/130

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 130 —

destino inevitable, y cuya presencia en aquel momento, infundía en todos los ánimos un pavoroso respeto.

—"Girad, girad!" exclamó el génio del Nevado; y al punto se apoderó de nosotros la fuerza giratriz, y un vértigo terrible, dominando nuestros sentidos, parecíanos experimentar las atracciones del abismo.

—"Girad, girad!" repetía Seele, que en aquel momento, elevándose en el aire como la nube de incienso, habia tomado el punto blanco, el espíritu imágen, y le hacía trazar espirales ascendentes.

Pero al girar nosotros, giraba tambien el Theopolita, y observamos con una mezcla de placer y de terror, que su cuerpo se evaporaba como se había evaporado el Voltaire Marcial.

Un momento despues había desaparecido, transformándose en gas invisible, en tanto que el punto blanco, brillando con resplandores deslumbrantes, eclipsaba á su vez los destellos de Seele.

La rotacion cesó de pronto, y vimos ¡placer indescriptible! que Seele descendía, como desciende la nube que refresca los valles, y que en su mano, su mano antes impía, brillaba el punto blanco, cual una promesa de eterna felicidad.

Posó en la frente de la bella jóven el alma blanca, ensueño, delirio del Doctor, y aproximándose á este con intencion marcada.

—"Venid al Nevado," le dijo,"y todos los esplen-