Página:Revista de España (Tomo VI).djvu/581

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siempre igual, siempre serena, ni se abatia con las desgracias, ni se ensoberbecia con las prosperidades. Grave sin afectación, virtuosa sin gazmoñería, afable, dulce, hermosa, nadie se sustraia al respeto y á la fascinación que irradiaba toda su persona: de lejos se la bendecía, de cerca se la adoraba. Así la España fraccionada, viciosa, envilecida y despreciada en tiempos de su hermano, se trasformó en sus dias, y fué la grande, la severa, la heroica, la temida España de los Reyes Católicos ¡Tanto puede el ejemplo que baja de la altura, que en tan breve espacio, el un hermano desangra y prostituye á España, y la otra hermana la regenera y engrandece! Así el recuerdo inmortal de aquella Eeina, levantándose como brillante sol cuando todos los horizontes se cierran, viniendo en pos de la miseria, de las locas prodigalidades y de los infames vicios de Enrique IV, siempre será un consuelo y una esperanza para la patria en los dias de mayor confusión y vergüenza, presentándonos la perspectiva de aquella grandeza y de aquella virtud para sustituir á la anarquía, á la degradación y al vicio que pueden amenazarnos desde las alturas en la actualidad ó en el porvenir.


XXX.

Muerta la Reina Isabel, Fernando despachó correo sobre correo á Cisneros, para que viniese á su lado: necesitaba el Rey de sus consuelos y más aún de sus consejos. Era Cisneros uno de los ejecutores testamentarios nombrados por la Reina y era además el hombre de mayor poder y de mayor autoridad en ambas Castillas, de modo que en aquella gran crisis nadie podia prestarle apoyo más decisivo. Recibióle el Rey con sumo agrado, colmóle de distinciones, y nada de importancia se hizo, ni aun se intentó, sin su aprobación.

Juntáronse las Cortes en Toro el 11 de Enero del año siguiente, y se las dió lectura del Testamento de la Reina. Algunas de sus cláusulas no podian ser más favorables al Rey Fernando, hasta el punto de concederle la autoridad y las rentas del verdadero Soberano de Castilla. Sobre dejarle en posesión de los Grandes Maestrazgos de Santiago, de Calatrava y Alcántara, tan lucrativos y de tanta importancia, invitábale á tomar el Gobierno del Reino