Primer artículo de LA ESPERANZA sobre la revolución de 1854 en Barcelona y el carlismo

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 Nada nos ha sorprendido tanto en política de veinte años á esta parte como el que el señor capitan general de Calaluña haya tomado el movimiento sedicioso de Barcelona por movimiento de carácter carlista. El instante de la accion, desde luego, nos parecería malísimamente escogido por tales actores; pero el lugar, los instrumentos y hasta la manera de emplearla, nos lo parecería mucho mas. El lugar, porque en España no habrá de seguro otro de disposiciones menos carlistas que Barcelona; los instrumentos, porque la clase de los operarios fabriles es generalmente la que mas propende á la democracia, es decir, al estremo opuesto al carlismo; la manera de emplearla, en fin, porque al carlista, en vez de gustarle parapetarse en las calles y subirse á las azoteas de las grandes ciudades para luchar contra las fuerzas del gobierno, le acomoda mas, por lo que se ha visto, salirse, bien ó mal armado al campo, y defenderse, cuando no puede hacerlo de otro modo, desde las montañas y vericuetos.

 Sea de esto lo que quiera, nosotros, acomodándonos á la calificacion hecha por el señor capitán general, no solo condenamos ese movimiento, sino que pedimos al gobierno que trate con todo el rigor á los carlistas complicados en él. Solo una condición añadimos á esta demanda; á saber: que cuando se imponga á uno de estos la pena, se publique su biografía, su participacion en el delito, y las pruebas de esta participacion. Si ademas de eso se le hubiera cogido la última cédula de su cumplimiento de iglesia, también nos holgaríamos de que se manifestara así.

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