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PRÓLOGO


Al terminar en Caldetas mi trabajo sobre el juego de naipes pensaba, ya que allí hablo de él, continuar como apéndice algunas observaciones sobre el juego de ajedrez. Al querer realizar mi propósito á mi regreso á ésta, vi que la cosa era más seria de lo que me había figurado, pues tenía que destruir nada menos que un error transmitido de siglo en siglo por la tradición y la rutina y apoyado por sabios autores de grandísima reputación, tales como Sir William Jones, el capitán Hiram Cox, Duncan Forbes, Van der Linde y otros.

El error å que me refiero es la pretensión de que el ajedrez procede de la India. á mediados del siglo xin encontramos ya aceptado este origen en el libro que don Alfonso el Sabio escribió sobre los juegos de ajedrez, dados y tablas. Ignoro si este autor atribuyó el origen de este juego á la India para dar cierto carácter especial á su libro, según costumbre de aquella época, ó si su opinión sobre este particular era la corriente en su tiempo. La leyenda con que encabeza su libro, por más que figura como sucedido en la India, no se parece en nada á las leyendas de aquel país, ni por el carácter del inventor del ajedrez ni por el motivo que dió origen á la invención.

Creo inútil advertir que los autores modernos que se han ocupado del ajedrez, han hecho investigaciones en todas partes menos en España, y que sólo Van der Linde conoce en parte el importante Libro de los juegos de nuestro Alfonso el Sabio. Ni el mismo Duncan Forbes,—que si manifiesta buenos deseos por la prosperidad de nuestro país, es por los importantes manuscritos árabes que cree aún poseemos,—se ha tomado la pena de consultar ninguno de éstos, teniendo pocas noticias de aquel libro, cuya lectura le habría hecho interpretar de otro modo ciertos pasajes dudosos, dándole bastante luz para aclarar muchos puntos oscuros. Por mi parte confieso que sin la obra de don Alfonso me habría sido muy difícil, por no decir imposible, aclarar muchos pasajes y penetrar muchos misterios de los textos que me han servido de guía.