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CXXXVIII.

Nacido en una condicion obscura, y criado en la humillacion, he tenido por maestro á la desgracia, y ésta me ha enseñado mucho.

CXXXIX.

Á nadie he visto tan lisongeado de la belleza de la virtud, como de las gracias y elegancia de un hermoso cuerpo.

CXL.

La constancia puede adelantar lentamente; pero ella no interrumpe jamás la obra que ha comenzado, y al fin produce grandes cosas. Llevad cada dia una espuerta de tierra, y al fin haréis una montaña.

CXLI.

Freqüentemente se ve nacer de la tierra una yerba tierna que jamás dará flores; y tambien se ve frequentemente brillar flores que jamás darán fruto.

CXLII.

Los niños y los jóvenes merecen una cierta especie de veneracion de muestra parte: ¿sabemos, por ventura, lo que serán despues, y si valdrán algun dia mas que nosotros? Pero el hombre de quarenta á cinqüenta años que nada ha hecho aun por la gloria, no merece, sea quien fuere, la veneracion de nadie. Su suerte se decidió.