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El sueño del jaguar

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

El sueño del jaguar

A Lucas Ayarragaray.


Bajo los negros árboles del bosque
Se entrelazan las lianas florecidas;
En el aire pesados los insectos
Van y vienen, y en curvas infinitas
Se columpian los pájaros brillantes,
Los monos, las arañas amarillas.
Es allí que, siniestro y fatigado,
Entre los viejos troncos de marchitas
Y musgosas cortezas, lentamente,
El cazador de bestias se aproxima,
Frotando sus riñones musculosos
Con su elástica cola, y las mandíbulas
Entreabiertas, sedientas, arrojando
Ronco y breve resuello. Sorprendidas

Huyen las alimañas, los lagartos
Cuyas escamas en la yerba brillan,
Y los reptiles que en la espesa fronda
Se calientan al sol del mediodía.
En un sitio del bosque donde nunca
Penetra el rojo sol, allí reclina
El jaguar su cabeza en una roca;
Pasa el áspera lengua humedecida
Por sus potentes manos; luego entorna
Sus ojos soñolientos y dormita.
En la ilusión de sus inertes fuerzas,
Hace mover su cola estremcecida
Batiéndose los flancos; después sucña
Que en medio de las verdes y escondidas
Florestas mudas, las filosàs garras,
Con sorprendente rapidez felina
Hunde en la carne de los recios toros,
Que mugiendo, en tropel se precipitan.