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Ensayo de una historia de Orizaba: Cuarta parte: Capítulo VII

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época



VII.


Fundacion del Hospital de San Juan de Dios y de la Iglesia.— Su descripcion por un contemporáneo.— El vecindario auxilia con un donativo pecuniario al Rey.— Primer título de Villa.— Es recdificada la capilla del Calvario.— Los jesuitas predican en el valle de Orizaba.— Destruyen en Malfra a un ídolo.— La Monja Alferez.— Carácter de esta célebre mujer.— Su muerte.— Exequias que le hacen el clero y el vecindario de Orizaba.




Coincidió la fundacion de la Villa de Córdoba[1] con los aumentos de nuestro pueblo, para dar á éste mayores aumentos. En efecto, humilde pueblo como era Orizaba, contando mayor antigüedad, tenia en su abono mayores recursos tambien.— De es to provino que la fundacion de su vecina, aunque aparecia con el prestigio de grandes y pomposos privilegios, favoreció su comercio. A Orizaba venian los pobladores de Córdoba á surtirse de muchos efectos de primera necesidad, pues el pueblo de Amatlan de los Reyes, en muchos casos, no podia dar á abasto para satisfacer las mas precisas necesidades de la nueva poblacion.

Era indispensable que en estas comarcas, que se poblaban mas y mas cada dia, se pensára en aliviar la condicion de los muchos que por la clase de sus ocupaciones se enfermaban en los caminos, á tal punto que en varias ocasiones, por falta de brazos, se detenian los convoyes.

Los intereses particulares, perjudicados en mucho con estas paralizaciones forzosas, sugirieron á los dueños de los convoyes la feliz idea de establecer un hospital: ¡feliz idea, repetimos, en que se conciliaron generosamente la conveniencia y el alivio de innumerables desgraciados que perecian víctimas muchas veces, mas del abandono y la incuria, que de sus malignas dolencias!

Los principales vecinos, muy poderosos, pecuniariamente considerados, mas tardaron en comprender de dónde les venian sus pérdias que pensar en poner los medios y recursos mas eficaces para remediarlos.

Pedro Mejía y Sebastian Maldonado, en representacion de los vecinos españoles solicitaron del gobierno de México permiso para fundar un Hospital. El virey D. Diego Fernandez de Córdoba, con fecha 10 de julio de 1618, concedió la licencia, de acuerdo con el obispo de Puebla, D. Alonso de Mota y Escobar, que hasta 29 de mayo del año siguiente, dió, por su parte, la licencia para el establecimiento de la comunidad religiosa[2]. El vecindario español ofreció dar seis mil pesos, establecer el Hospital, otorgando, al efecto, una escritura pública en toda forma, en que se obligó á cumplir sus ofertas. Pedro Mejía contribuyó “por sí solo con doscientos cincuenta pesos, y unas casas y sitio que poseia en este pueblo.”[3]

Allí fué donde primero se habian edificado casas de mampostería, de las que quedaban “unos paredones viejos que parecian de casa caida.”[4]

Todas las fórmulas jurídicas se observaron en esta solemne posesion: ninguno de los poseedores de los terrenos del valle, de los que eran los principales, como ya lo hemos dicho, el Conde del Valle y la casa de Sierra—Nevada, se presentaron á oponerse á aquella fórmula, prueba inequívoca de que el vecindario, y Pedro Mejía, gozaban legalmente de los terrenos que ocupaban[5].

No podemos resistir á la tentacion de copiar aquí testualmente estas palabras, que tomamos de un antiguo manuscrito que dan razon de cómo se construyó la Iglesia de San Juan de Dios, describiéndola en seguida:

“Con los dichos doscientos y cincuenta pesos y limosnas que han dado los vecinos de este pueblo, y Jurisdiccion, y los traginantes, y de otras partes, que han recogido los Frayles del Orden del Glorioso San Juan de Dios han obrado la Iglesia en el dicho sitio de cal y canto, cubierta de teja con su altar mayor, donde está colocado el Santísimo Sacramento, y la imágen de bulto del glorioso San Juan de Dios, y abajo á el pié de las gradas dos coraterales, y la Iglesia ladrillada con su puerta traviesa y principal, y saliendo de ella á mano izquierda la enfermeria con altos y bajos, con sus corredores, y en los bajos aposentos, y refitorio, y en lo alto una sala mui capaz con sus camas donde se curan los enfermos, ladrillada toda de cal y canto cubierta de teja, y aforrada y con su portería que sale á el sementerio de la Iglesia, con su cerca de cal y canto y con sus almenas, y otro patio dentro cercado asímesmo de cal y canto con su cocina, todo lo qual parece haber obrado y edificado con las dichas limosnas que han dado los devotos y estar la dicha iglesia, y altares de ella con mucha decencia, y capaz, y administrando los Santos Sacramentos muchos sacerdotes de missa de dicha Orden”....[6]

En tanto que se establecian y creaban establecimientos de esta clase, traia desazonado al vecindario el temor de que los poderosos dueños de los terrenos del valle, tarde o temprano, les hicieran reclamos formales sobre la mas ó ménos legalidad con que gozaban de sus propiedades territoriales.

Hasta 1644, planteado ya formalmente el Hospital y edificada la Iglesia de San Juan de Dios, pensó formalmente el vecindario español en asegurar con un nuevo blason sus derechos de pueblo. Si bien es verdad que ya desde antes los gozaba[7], tratábase ahora de darles mas vigor, yademas conseguir otro título semejante al que ya ostentaba Córdoba, titulándose villa, cuando era menos importante que Orizaba. Indeciso anduvo en los principios el vecindario para decidirse á adoptar un recurso que al mismo tiempo que asegurara el éxito de sus pretensiones, no ofendiera las delicadezas del gobierno.—Entonces se pensó en un donativo pecuniario al Rey. De 1635 á 40, estableció el gobierno vireinal una flota en las aguas de Veracruz, destinada á protejer el comercio español contra los ataques de los ingleses y holandeses, que impedian su movimiento marítimo. Como debe suponerse, la estacion naval de aquella escuadra, consumia grandes recursos del gobierno. Advertido esto por los orizabeños, hallaron un motivo para conseguir sus fines, dando al gobierno al mismo tiempo, una muestra de su liberalidad.

El capitan D. Juan Gonzalez de Olmedo y el sargento Sebastian de Prado Zagárraga[8], suficientemente autorizados por el vecindario, se presentaron en 1644 al virey solicitando “composiciones por lo que toca á su vecindad, solares, tierras y aguas que poseen, los que no están compuestos en aquella Jurisdiccion; y ofrecieron servir á S. M. con dos mil trescientos pesos para la Armada de Barlovento, pagados en los dos primeros despachos de flota de este presente año.”[9]

El pueblo de Orizaba, en virtud de esta cédula, no solo alcanzó la posesion de los sitios en que estaban las casas del vecindario, sino tambien egidos bastantes espaciosos, que llegaban hasta Cuautlapa y el Despeñadero[10], cuya posesion beneficiaba á todo el comun.

Segun parece, desde este tiempo logró Orizaba alcanzar el título de Villa, el cual, como mas tarde acaeció, no llegó á las manos de los representantes del pueblo. En todas estas intrigas andaban, de comun acuerdo, el Conde del Valle y el Marqués de Sierra Nevada, que veian en Orizaba un poderoso rival que mas tarde, podia exigirles la devolucion de muchas propiedades, malamente adquiridas, como llegó á suceder. El deseado título de Villa, nunca logró poseerlo Orizaba, aunque sí derechos mas seguros y positivos, con la posesion de sus tierras. Los indios de los barrios que miraban al vecindario español con cierta odiosidad, no vacilaron en aunarse al Conde y el Marqués, para hacerle la guerra.

La construccion de la Parroquia por Gonzalez de Olmedo dispertó en ellos algunos celos; pero estos subieron de punto al ver levantar á San Juan de Dios. Felizmente se les ocurrió vengarse de una manera, que refluyó en bien de la poblacion. Pensaron, en 1644, en hacer de mampostería la Iglesia en que ellos intervenian directamente, resultando de esto la construccion de la antigua Capilla del Calvario, parte de la cual sirve hoy de sacristía á la iglesia del mismo nombre. Los indios ponian especial cuidado en dar lucimiento á las prácticas religiosas: sus funciones eran expléndidas, y los españoles mismos no se desdeñaban de concurrir á ellas, aunque conocian el poco afecto con que los naturales los miraban.

Tal seria la fama de que gozaban en aquel tiempo, que el Venerable obispo D. Juan de Palafox y Mendoza, al regresarpor aquí á España en 1549, ofició con preferencia en la Capilla de los naturales, todo el tiempo que aquí permaneció.

El año anterior, de 1648, los naturales habian solicitado la fundacion de una Cofradia del Santo Cristo: el Sr. Palafox aprobó las constituciones que se le presentaron, quedando así establecida. Al estar aquí, en la época á que nos referimos, quiso dar una muestra á los indios de lo mucho en que tenia su celo, donándoles un Santo Cristo, que es el mismo que hoy se venera en la Iglesia del Calvario. El 20 de setiembre de 1649, él mismo colocó la imágen en el altar mayor, quedando la iglesia bajo la advocacion de Capilla del Sacro Monte—Calvario. Este dia fué de gran solemnidad para el vecindario: asistieron los PP. de San Juan de Dios, y los clérigos todos, además de los capellanes y ayudantes que en su comitiva traia el Sr. Palafox, cuyo solo nombre, por su fama de no confirmada santidad, ó mas bien por el brillo de los altos puestos que habia desempeñado, fué bastante á atraer granada y abundante concurrencia.

Tales fueron el origen y la dedicacion de la imágen que con tanta predileccion mira y venera la mayoría de los hijos de Orizaba, y por cuya propiedad hubo un ruidoso litis entre los indios y las monjas de Santa Teresa, que al fin quedaron en propiedad de ella.

Aunque los naturales de Orizaba daban así muestras señaladas de su fé religiosa, los de los pueblos inmediatos, seguian, como acaso hoy todavía, mezclando á las prácticas cristianas, las de sus antiguos ritos idólatras.

En 1645, los PP. jesuitas Lorenzo López y Pedro de Orgaz, vinieran á Orizaba, y predicaron la doctrina evangélica en los pue blos de los contornos.

En todos los de la comarca, se distinguia el de Maltrata por su apego á las supersticiones antiguas de su culto. Noticioso de esto los jesuitas, se encaminaron á aquel lugar, gracias al aviso que “dos indios de los mas ancianos y mas obstinados en su error, vinieron una noche á verse con los padres, y despues de muy largo coloquio, en que les propusieron muchas y muy groseras dudas, los llevaron á un arroyo cercano. Allí les mostraron un árbol grueso, en cuyo tronco tenian oculto un pequeño ídolo de figura humana, á quien de noche la mayor parte del pueblo iba á ofrecer sus cultos con copal, incienso y otras ceremonias. El padre les mandó sacar y quebrar en su presencia, á aquel objeto de abominacion, á que obedecieron gustosamente, siguiéndoles los demas en el desengaño.”[11]

Este hecho solo basta para pintar con exactitud el estado religioso que entonces guardaban estos pueblos; pues no es aventurado suponer, en nuestro concepto, que sigilosamente, como Maltrata, los demas practicáran idolotrías semejantes.

Por este tiempo muchas recuas transitaban por Orizaba, cuyo camino era preferible al de Jalapa. Una de ellas pertenecia á cierto Alonso Diaz Ramirez de Guzman.

El nombre bautismal de este sujeto era el de Doña Catalina de Erazo, mas conocida, entre muy pocos, con el de la Monja Alferez. Bien pudiéramos decir que esta muger verdaderamente extraordinaria, fué una realizacion de las bellezas varoniles que el Tasso y el Ariosto nos describen en sus dos inmortales poemas caballerescos. No han faltado autores que la hayan escogido para heroína de sus creaciones fantásticas: Perez de Montalvan, el simple Juan Perez, á quien satirizó Quevedo en un epígrama harto vulgar, y la duquesa de Abrantes, la han popularizado, el primero en una de sus comedias y la segunda en una de sus mejores novelas.

La Monja Alferez nació en Guipúzcoa, en 1585, de padres nobles: moralmente considerada, fué notabilísima. Criada en los sentimientos religiosos de aquella época, llegó á ser encerrada en un convento á la edad de catorce ó quince años, por espresa voluntad de sus padres, y no de ella. Pasó bien el noviciado y profesó; pero un dia tuvo un grave disgusto con otra monja, al grado de que se fueron á las manos. D.a Catalina pensó en fugarse, y así lo hizo, saltando las tapias del convento.

El traje que sacó del retiro le sirvieró para hacerse otro de hombre. Entonces comenzó sus aventuras.

Fué monja, criado, amanuense, soldado, jugador.... y asesino. Corrió, sin escrúpulos, todos los riesgos y peligros de la vida aventurera, para concluir su existencia de dueña de una recua, que ella misma dirigia, disfrazada de hombre, en una venta cercana á Orizaba, muriendo con “vna muerte exemplar y con general dolor de todos los circunstantes.”[12]

Tenemos á la vista su retrato, y repetimos con uno de sus biógrafos: búsquese algo que anuncie una cualidad femenia en esa frente tosca y sombreada por espesos cabellos; en esos perfiles fuertes de un gesto que no es presa ningun sentimiento. Esa fisonomía no es de muger.

Y así es la verdad: para nosotros esta muger, jamás lo fué, y aún su misma castidad debemos atribuirla, mas que á virtud, á un defecto de su organizacion. ¿Cómo explicarse el amor que profesó á una dama principal, á cuyo marido desafió[13].

De la manera siguiente refiere un antiguo escrito esta aficion de la Monja Alferez:

...“Dióle cierto mercader una carta para la persona que era Alcalde mayor, informandole como nuestra peregrina era muger, mediante que podia muy bien entregarle la hija que tenian tratado entrase Religiosa en vn Monasterio desta ciudad, dio la carta en mano propia, y como en ella auisauan que era hembra, y en ella veian señales al parecer de muy hombre, para salir de la confusion en que estava, mandó á las hijas que tenia ordenasen vn baño, y para el combidasen á nuestra peregrina; hizieronlo assi, y aviendo asetado, puesto el Alcalde mayor á donde las via, y no podia ser visto, con la experiencia conocio que era verdad lo que le habian escrito, con que al dia siguiente le entregó á la dama que habia da ser religiosa, y caminando con ella de su hermosura enamorada, llegaron á un paraxe que llaman el Chilas, á donde encontró el alcalde mayor de aquella jurisdiccion, que con solo vn criado caminava, preguntole á donde lleuava aquella dama, á que nuestra Peregrina respondió que á Mexico, es su muger, le dijo muy embarado, y ella le respondio, ni es posible serlo, esso pregunto, dixo el señor de la barba, señora hermosa; quitese vm. la mascarilla, que importa al servicio de su Magestad, á que nuestra Peregrina medio enfadada le respondió: ni su Magestad tendrá noticia de nuestro viage, ni á su Real servicio haze al caso, quitarse ó no quitarse la mascarilla que no se ha de conseguir menos que pasando por dos balas que tiene este arcabuz, aplacó nuestra justicia la cólera, diziendole á su criado que picase, y bolviendo la rienda, dio á entender que yba á buscar auxilio, pero nuestros caminantes se dieron tan buena maña, que en quatro horas se pusieron en otra jurisdiccion caminando sin estorvo hasta llegar á México, á donde con aplausos grandes fueron recibidos de los parientes de la dama, que venia á entrarse religiosa, y tratando poner por execucion el fin para que avia sido trayda, la vio vn hidalgo que enamorado á sus muchas partes la pidio por esposa, supolo nuestra Peregrina, y zelosa llegó á tanto estremo, que le ofreció á la dama, porque entrase Religiosa dotarla, y demas de la dote ponerle tres mil pesos á renta, y darle la mitad de lo que cobraua en la real caja, y ella bolverse de nuevo á entrar en el convento con ella: pero á su despecho se desposó la dama, y á nuestra Peregrina del zeloso disgusto le dio vna grave enfermedad, sanó y teniendo por menor daño tenerla embidia á los ojos, que morir de ausiencia de los de su querida, se entró vn dia á verla, siendo de su amada como del que era su esposo bien recibida, continuó muchos dias[14] vesitarlos, hasta que exediendo zelosa de otras damas los limites de la modestia, obligó á su esposo á dezirle no le entrase á su casa, este fué trance que la puso en peligro de perder el juizio, mas apelando al valor, le escribió al[15] ya juzgaua contrario, el papel siguiente.

“Cuando las personas de mi calidad entran en una casa con su nobleza, tienen asegurada la fidelidad del buen trato y no aviendo el mio excedido los limites que piden sus partes de vm., es desalumbramiento el impedirme el entrar en su casa; demas, que me han certificado, que si por su calle paso, me á de dar la muerte, y assi, yo aunque muger pareciendole imposible á mi valor, para que vea mis bizarrías, y consiga lo que blasona, lo aguardo sola detras de San Diego, desde la vna hasta las seis.—Doña Chatherina de Erauso.”

“Aquel desposado respondió con el siguiente:

“Poco debiera á las muchas obligaciones, á mi calidad profesa, si viendome tan desigualmente desafiado, me dexara llevar del enojo, que siendo vn hombre podia, pero siendo de vna muger, no es bien tan desconocido arresgar la reputacion adquirida, y asi, sirbiendose vm., de dexar esso para los hombres, puede exercitarse en encomendarse á Dios, que la guarde muchos años.” “Bolcanes arrojava nuestra Peregrina por los ojos, viendo assi burlado el fin de sus esperanzas, y determinada á vn desempeño, le emprendiera á no aver sabido el caso personas de mucha importancia, que desseando la quietud de los dos, los hizieron amigos. Cosa de vn mes seria el tiempo que esto avia passado, quando la Peregrina vido á su reconciliado amigo, que con espada y broquel de tres hombres se defendia, y con valor los ponia en cuydado, llegó ella con espada y daga desnuda, y poniendose á su lado, le dixo, señor hidalgo, los dos, á los que salieren, y diciendo esto, acometio á los tres adversarios con tanto impetu, que viendo aquel á quien favorecia su demasiado arrojo, le dixo: Señor Alferez, blanda la mano que importa: pusieronlos en paz otros que llegaron, y quando el favorecido en la pendencia yba á darle las gracias del beneficio, oyo que bolviendo las espaldas, y embaynando el azero le dixo, señor hidalgo como de antes, no le replico á esto, y sabida la bizarria de su despejo, se celebró mucho de los que conocia: prosiguiendo siempre en el tragino de la harrieria.”

Por espacio de algunos años siguió en este ejercicio D.a Catarina, y en 1650 falleció en Quitlaxtla[16] ó Cuautlapa.—Dióse aviso á Orizaba, y el cadáver de la Monja, que tuvo muchas amistosas relaciones con el clero secular y regular del pueblo, fué traido de aquel punto.

Ella parece que se habia manifestado dadivosa en extremo con el Hospital de San Juan de Dios; y los PP. de él encargado, trataron de corresponder á las generosidades de su benefactora. Solemnes exequias se le hicieron, á las que concurrió todo lo mas lucido del vecindario español, y mas que probable es, casi cierto, que los restos de esta célebre muger estén espultados en el antiguo cementerio de San Juan de Dios.





  1. “Quedó en una mañana comenzada toda la disposicion de la Villa, reservando para otra el repartimiento de los sitios de tierra consignados á los fundadores. Por esso regulo este dia por el primero de su fundacion, y fué el mencionado 26 de Abril del año de 1618, gobernando este dilatado Imperio, en el nombre del Rey Philipe III. Don Diego Fernandez de Córdova.— Honró este príncipe á esta poblacion española, dando por nomenclatura su nobilísimo apellido de Córdova, etc.” Cartilla Histórica citada.
  2. Véanse entrambos documentos en el Apéndice.
  3. Fundacion de San Juan de Dios. Pág. 4.
  4. Posesion dada por Juan Perez del Castillo, corregidor de Orizaba, al P. Fray Alonso de Osuna.
  5. Adelante veremos el pleito del Conde del Valle con el vecindario, por los ejidos del pueblo. Entonces ampliarémos este punto.
  6. Fundacion del Hospital por el P. Fray Antonio de Osuna. MS. pag. 8.
  7. Véase la pág. 229, y la Nota 1. de la misma.
  8. “Simon de Prado fué persona muy distinguida. Fué uno de los conquistadores y Adelantado de Guatemala; y obtuvo reales mercedes por las cuales poseyó muchos terrenos en el valle.” MS.— Este nombre falta en la lista de los Conquistadores de México del Sr. Orozco y Berra. Diccionario de Historia y Geografia. Tomo 2.o
  9. Véase en el Apéndice el Mandamiento del virey, que inserto íntegro.
  10. ....“Es cierto que sirvieron á S. M. con el donativo, que refiere la pregunta, en cuia virtud poseicron en comun hasta el paraxe nombrado Quautlapan, sus pastos y egidos.” Fundacion de Orizava. Pág. 17. MS.—Véase la lista de los contribuyentes en el Apéndice.
  11. Alegre. Ibid. Tomo 2, pág. 250.
  12. Ultima y tercera relacion, en que se haxe verdadera del resto de la vida de la Monja Alferez, etc.”
  13. Quien quiera saber estensamente la vida de la Monja, puede satisfacer su curiosidad en un artículo inserto en la Ilustracion Mexicana, tomo 3.o pág. 221 y en las Tres Relaciones publicadas en el tomo 5. del Dicciona rio de Historia y Geografia, pág. 499.
  14. Debe faltar en.
  15. Falta un que
  16. ....“Dieron del caso aviso á Orizava, yendo á su entierro le mas lucido de aquel pueblo por ser amada de todos los Presbíteros y Religiosos que se hallaron: allí le dieron con un suntuoso entierro sepulcro honorífico.” Relacion tercera.