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Gotas de ajenjo/LXXXIII

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LXXXIII

Entre lívidas nubes desgarradas

Dios hablaba a Satán aquella noche,

lanzándole centellas por miradas;

y en tono de reproche,

–¡Se desborda el infierno! –le decía–

¿y aún tu rabia y tu rencor no calmas?

Y riendo Satán le respondía:

–Y tú, dime, ¿por qué la rabia mía

no extingues y perdonas a tus almas?