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La espada y el asador

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FÁBULA XLIV.
La Espada y el Asador.

Sirvió en muchos combates una Espada
Tersa, fina, cortante, bien templada,
La mas famosa que salió de mano
De insigne fabricante Toledano.
Fué pasando á poder de varios dueños,
Y airosos los sacó de mil empeños.
Vendióse en Almonedas diferentes,
Hasta que por estraños accidentes
Vino, en fin, á parar (¡quién lo diría!)
A un obscuro rincon de una hostería,
Donde, qual mueble inútil, arrimada,
Se tomaba de orin. Una criada
Por mandado de su Amo el posadero,
Que debía de ser gran majadero,
Se la llevó una vez á la cocina;
Atravesó con ella una gallina;

Y héteme un asador hecho y derecho
La que una Espada fué de honra y provecho.
Miéntras esto pasaba en la posada,
En la Corte comprar quiso una Espada
Cierto recien-llegado forastero
Transformado de Payo en Caballero.
El Espadero, viendo que al presente.
Es la Espada un adorno solamente,
Y que pasa por buena qualquier hoja,
Siendo de moda el puño que se escoja,
Díxole que volviese al otro dia.
Un Asador que en su cocina había
Luego desbasta, afila y acicala,
Y por Espada de Tomas de Ayala
Al pobre Forastero, que no entiende
De semejantes compras, se le vende;
Siendo tan picaron el Espadero
Como fué ignoranton el Posadero.
¿Mas de igual ignorancia ó picardía
Nuestra Nación quexarse no podría

Contra los Traductores de dos clases,
Que infestada la tienen con sus frases?
Unos traducen Obras celebradas,
Y en Asadores vuelven las Espadas:
Otros hai que traducen las peores,
Y venden por Espadas Asadores.