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Los italianos en la Argentina/V

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

V.

La inmigración del “bel paese”.

Comencemos este capítulo por lo que podria ser final, haciendo saber á nuestros lectores que desde el 1 de Enero hasta el 31 de Agosto del corriente año, han entrado al país 25.533 inmigrantes-que es, poco más ó menos, la cifra á que se alcanzó en iguales meses del año anterior,-de los cuales, 15.497 inmigrantes eran italianos, y 10.036 de otras nacionalidades. Presentaremos el siguiente cuadrito que con toda galantería nos ha facilitado el Comisario general de Inmigración Sr. Juan A. Alsina:

Movimiento inmigratorio de ultramar.

Otras Entradas Italianos nacionalidades Enero......

3900 2527 1373 Febrero 3132 2330 902 Marzo...

3305 273 1032 Abril 2618 1547 1071 Mayo 3650 2436 1214 Junio..

2818 T197 1321 Julio Agosto.

3636 2021 1615 2474 66 1508 Totales 25533 15197 1036 Como se verá después, la proporción se guarda y aun se exagera en aftos anteriores, pues la mayor corriente inmigratoria ha sido siempre la italiana, desde que las puertas del país se abrieron de par en par á los trabajadores del mundo entero. Entretanto, añadamos que de los 15.947 inmigrantes italianos que nos han llegado en 1895, en su mayoria de Génova yalgunos de Marsella, el 76 % más ó menos, es de agricultores y jornaleros, y el 24 " restante, de otras profesiones. Sieinpre ha sucedido asi, predominando los dedicados á esas ramas del trabajo.

En todo el aủo 1894 entraron de Italia solamente, uo menos de 37.699 inmigrantes; seguía con el contingente mayor España, de donde vinieron 8122 tan sólo, haciéndose notar después la inmigración de judios rusos, que fueron 3132, y la de trabajadores franceses 2107.

Esta preponderancia marcadísima de los italianos viene desde 1857 nada menos, y la estadística nos da desde ese año hasta el 31 de diciembre de 1894, las siguientes cifras, que por sí solas constituyen un cúmulo de consideraciones:

Italianos...

892.992 Españoles.

254.527 Franceses..

145.783 Bien entendido que las demás nacionalidades figuran con cifras muchísimo menores, puesto que el total de la inmigración en esos treinta y ocho años fué de 1.461.777, lo que significa que muclio más de la mitad de los inmigrantes fueron italianos.

Y aqui viene de molde un curioso recuerdo de la época famosa de los pasajes subsidiafios, de los que sólo usaron 6272 italianos, mientras que los utilizaron 45.500 franceses, 59.884 españoles y 10.524 belgas, lo que hace caer en cuenta de que la inmigración italiana no necesita de artificio alguno para venir á poblar y enriquecer el pais. Lo mismo, aunque ein menor escala, ocurre con los españoles, á pesar de que hayan mostrado tanta afición á los célebres pasajes gubernativos. Esto hace decir al citado Comisario de Inmigración, combatiendo propuestas como la del Sr. Aurelió Cotapos, etc.:

« Alguna tentativa ha habido de contratar con el gobier-.

no la introducción de personas, pero siguiendo siempre la rutina de traer á los que no necesitan que los traigan, porque vienen por su propia iniciativa: italianos y españoles. » Volviendo á lo ya dicho, de ese total de 1.461.777 inmigrantes venidos desde 1857 hasta 1894, el 58,90 por ciento corresponde á los italianos, siguiendo los españoles con el 14,84! Respecto á la importancia de esta inmigración, dejemos la palabra á parte no interesada. El director del Lloyd Norte Alemán escribía al regresar de Europa, á principios del corriente año:

« La colonización italiana en la República Argentina ha tormado proporciones extraordinarias, á pesar de poseer los inmigrantes italianos menos recursos pecuniarios que los alemanes que se dirigen á este país. Pero hay mucha diferencia entre ellos. El italiano viene aquí atraido por los jornales, que principalmente durante el tiempo de la cosecha, son muchos más altos que los de su patria. Por otra parte, la vida sencilla y modesta que lleva le permite ahorrar gran parte de sus ganancias, así como también las relaciones de parentesco ú amistad con compatriotas suyos que ya desde tiempo atrás viven en el pais como colonos, le posibilitan para entrar en sociedad con ellos para cultivar sus terrenos, recibiendo en recompensa cierta parte de las ganancias, que aumentan rápidamente sus propios ahorros y le pondrán asi algunos años más tarde en situación de hacerse propietario de campo y cultivarlo por su cuenta.

«A mi parecer, esa es la marcha regular de la colonización italiana; algo igual ó á lo menos parecido debe esperarse de la colonización alemana, cuando haya un número mayor de coolonos alemanes establecidos en el pais.» Estas palabras constituyen un serio elogio, que vale tanto más, cuanto que viene de persona enteranente desin- 3 teresada; pero mayor aún es el que los hechos disciernen å la inmigración italiana, según habrán visto los que con alguna atención hayan seguido el curso de estas páginas:

su situación en el país, su importancia comercial, industrial y agrícola, sus valiosísimos bienes raices, todo está diciendo que se trata de hombres de empresa y de trabajo, que vienen á poner en feeundo movimiento las fuerzas vivas de nuestro suelo.

Pero, cuántos se van de tantos que vienen? se preguntará con cierto temor de ver una enorme emigración de enriquecidos que abandonan el país después de haber aprovechado sus beneficios y dádole pocos en cambio.

De los italianos, pocos, nos contesta la Memoria del Departamento Nacional de Inmigración correspondiente á 1894, que nos da las siguientes cifras, de grande interés:

Durante el año entraron 37.699 italianos y salieron 12.836, quedando por consiguiente en el país 24.863. Mucho menos afortunados fuimos con los franceses, que entraron en número de 2107 y salieron en el de 2380. dejando un déficit de 273.

De los inmigrantes italianos entrados, 20.867 eran varones adultos, y 3628 menores; 9986 mujeres adultas, y 3218 menores, formando 6396 familias-aparte de los individuos sołos – de las cuales 4894 eran de agricultores y 1502 de otras profesiones.

Estos ininigrantes llegaron de Italia eu 77 vapores, 7 en enero, 5 en febrero, 7 en marzo, 6 en abril, 7 en mayo, 6 en junio, 7 en julio, 4 en agosto, 6 en septiembre, 6 en octubre, 8 en noviemhre y 8 en diciembre, lo que hacemos constar como prueba de nuestro aserto anterior de que nos llegaban de la peninsula más de cinco vapores por mes. De estos, navios, 34 llevaban la bandera italiana. Las agencias que más inmigración trajeron, fueron: La.

Veloce, 16.345 personas; General Italiana, 14.712; Transportes Maritimos, 6353; Delfino Hnos., 6353; Maumus y Dodero, 3439.

Hay que notar que algunos de estos eran pasajeros y no inmigrantes, y que otros no eran italianos.

Es curioso saber el número de inmigrantes que anualmente nos ha venido de Italia desde 1895. Véase:

1857...

3.021 1870... 23.101 1883... 37.043 1858...

2.976 1871...

8.170 1884... 31.983 1859...

3.009 1872... 14.769 1885... 63.501 1860...

3.349 1873... 26.878 1886... 43.328 1861...

4.807 1874... 23.904 1887... 67.139 1862...

4.902 1875... 9.130 1888... 75.029 1863...

7.836 1876... 6.950 1889... 88.647 1864...

8.422 1877... 7.556 1890... 39.122 1865...

7.697 1878... 13.514 1891... 15.511 1866...

9.212 1879... 22.774 1892... 27.850 1867...

7.221 1880... 18.416 1893... 37.977 1868... 18.937 1881... 20.506 1894... 37.699 1869... 21.419 1882... 29.587 De éstos, eran desde 1876 hasta 1894 inclusive, época que se comenzó á llevar con orden la estadística inmigratoria:

agricultores 475.466, albañiles 10.987, artesanos 12.487, artistas 7777, colonos 25.548, comerciantes 5.854, jornaleros 63.459, jardineros 2538, varias profesiones 17.960, sin profesión 60.036.

Lo que quiere decir que las mayores cifras corresponden, sin disputa, á los agricultores primero (475.466), y á los jornaleros (65.459) en seguida, aunque con una enorme diferencia.

Curioso, aunque perfectamente lógico: todos estos inmiLas agencias que más inmigración trajeron, fueron: La.


Veloce, 16.345 personas; General Italiana, 14.712; Transportes Maritimos, 6353; Delfino Hnos., 6353; Maumus y Dodero, 3439.


Hay que notar que algunos de estos eran pasajeros y no inmigrantes, y que otros no eran italianos.


Es curioso saber el número de inmigrantes que anualmente nos ha venido de Italia desde 1895. Véase:


1857...


3.021 1870... 23.101 1883... 37.043 1858...


2.976 1871...


8.170 1884... 31.983 1859...


3.009 1872... 14.769 1885... 63.501 1860...


3.349 1873... 26.878 1886... 43.328 1861...


4.807 1874... 23.904 1887... 67.139 1862...


4.902 1875... 9.130 1888... 75.029 1863...


7.836 1876... 6.950 1889... 88.647 1864...


8.422 1877... 7.556 1890... 39.122 1865...


7.697 1878... 13.514 1891... 15.511 1866...


9.212 1879... 22.774 1892... 27.850 1867...


7.221 1880... 18.416 1893... 37.977 1868... 18.937 1881... 20.506 1894... 37.699 1869... 21.419 1882... 29.587 De éstos, eran desde 1876 hasta 1894 inclusive, época que se comenzó á llevar con orden la estadística inmigratoria:


agricultores 475.466, albañiles 10.987, artesanos 12.487, artistas 7777, colonos 25.548, comerciantes 5.854, jornaleros 63.459, jardineros 2538, varias profesiones 17.960, sin profesión 60.036.


Lo que quiere decir que las mayores cifras corresponden, sin disputa, á los agricultores primero (475.466), y á los jornaleros (65.459) en seguida, aunque con una enorme diferencia.


Curioso, aunque perfectamente lógico: todos estos inmi«Las orillas del Plata fueron por muchos años sinónimo de América para nuestras poblaciones rurales, y alla plantaron sus tiendas el ligur fuerte y tenaz, el lombardo infatigable, bonachón y alegre, el napolitano económico que saca fuerzas para el trabajo del deseo siempre vivo de volver á ver sus montes y su mar. En resumen, al Plata convergieron los inmigrantes de todas partes de Italia, corriente fecunda y benéfica que hace años fluye, y que un poeta de allí llamó onda viva, regeneradora đe su país.

«Salvo casos excepcionales- añade--la inmigración italiana á las orillas del Plata es apreciada en su justo valor, y deseada como elemento de orden y de progreso.»

Y, para terminar, Io que Aníbal Latino decía hace ya largos años en estas mismas columnas bablando de italianos y argentinos:

«Demasiado trabajo hemos desarrollado juntos, para que podamos desconocernos ú olvidarnos».