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Página:El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha (1905, vol 1).djvu/287

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CAPÍTULO XXI
Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas á nuestro invencible caballero


N esto comenzó á llover un poco, y quisiera Sancho que se entraran en el molino de los batanes; mas habíales cobrado tal aborrecimiento don Quijote, por la pasada burla, que en ninguna manera quiso entrar dentro; y así, torciendo el camino á la derecha mano, dieron en otro como el que habían llevado el día antes. De allí a poco descubrió don Quijote un hombre á caballo, que traía en la cabeza una cosa que relumbraba como si fuera de oro; y apenas le hubo visto, cuando se volvió á Sancho y le dijo:

—Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que dice: Donde una puerta se cierra, otra se abre. Dígolo porque si anoche nos cerró la ventura la puerta de la que buscábamos, engañándonos con los batanes, ahora nos abre de par en par otra para otra mejor y más cierta aventura, que si yo no acertare á entrar por ella, mía será la culpa, sin que la pueda dar á la poca noticia de batanes, ni á la oscuridad de la noche. Digo

Tomo I—14