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Página:El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha (1905, vol 1).djvu/567

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DON QUIJOTE DE LA MANCHA

señora, si acaso viniese antes que estuviese sana. El respondió que dijesen lo que quisiesen; que él no estaba para dar consejo que de provecho fuese; sólo le dijo que procurase tomarle la sangre, porque él se iba adonde gentes no le viesen. Y con muestras de mucho dolor y sentimiento, se salió de casa; y cuando se vió solo y en parte donde nadie le veía, no cesaba de hacerse cruces, maravillándose de la industria de Camila y de los ademanes tan propios de Leonela. Consideraba cuán enterado había de quedar Anselmo de que tenía por mujer á una segunda Porcia, y deseaba verse con él para celebrar los dos la mentira y la verdad más disimulada que jamás pudiera imaginarse.

»Leonela tomó, como se le había dicho, la sangre á su señora, que no era más de aquello que basto para acreditar su embuste; y lavando con un poco de vino la herida, se la ató lo mejor que supo, diciendo tales razones en tanto que la curaba, que aunque no hubieran precedido otras, bastaran á hacer creer á Anselmo que tenía en Camila un simulacro de la honestidad. Juntáronse á las palabras de Leonela otras de Camila, llamándose cobarde y de poco ánimo, pues le había faltado al tiempo que fuera más necesario tenerle para quitarse la vida, que tan aborrecida tenía. Pedía consejo á su doncella si diría ó no todo aquel suceso á su querido esposo, la cual le dijo que no se lo dijese, porque le pondría en obligación de vengarse de Lotario, lo cual no podría ser sin mucho riesgo suyo, y que la buena mujer estaba obligada á no dar ocasión á su marido á que riñese, sino á quitalle todas aquellas que le fuese posible.

»Respondió Camila que le parecía muy bien su parecer, y que ella le seguiría; pero que en todo caso convenía buscar qué decir á Anselmo de la causa de aquella herida, que él no podía dejar de ver; á lo que Leonela respondía que ella, ni aun burlando, no sabía mentir.

»—Pues yo, hermana, replicó Camila, ¿qué tengo de saber? que no me atreveré á forjar ni sustentar una mentira, si me fuese en ello la vida. Y si es que no hemos de saber dar salida á esto, mejor será decirle la verdad desnuda, que no que nos alcance en mentirosa cuenta.