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Página:Ramos de violetas.djvu/212

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Miscelánea

No es la tierra la patria del alma


¿Porqué misterio, algunos seres
nos enloquecen, nos embriagan,
que nos seducen con sus sonrisas
y nos fascinan con sus palabras,
y se hacen dueños de nuestra vida
pues nos dominan con sus miradas,
y en un momento cesa su influjo
y en un instante su imperio acaba?
Y nos parece como imposible
que aquellas almas nos dominaran
y de un afecto tan poderoso
resulta el odio. ¡Pasión bastarda!
que con el tiempo se desvanece
y del olvido queda la nada
¿quién nos impele para quererlas?
¿quién nos induce para olvidarlas?
lo que en un tiempo juzgó la mente