Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/213

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

tiempo se sirve un vasito de vodka, y, sin quitar los ojos de la lectura, busca a tanteos el pepino y da un mordisco.

Hacia las tres se acerca con mucha suavidad a la puerta de la cocina, tose y dice a la cocinera:

—Daría, siento ya un gusanillo... Si fuera posible, quisiera comer.

Después de comer una comida muy mediana y muy mal servida, pasea mucho tiempo, los brazos cruzados sobre el pecho, por todas las habitaciones, y medita. El reloj da las cuatro, el reloj da las cinco, y él continúa rumiando sus meditaciones. De tiempo en tiempo la puerta de la cocina se abre con un rechinido, y se ve pasar a la cocinera con su cabeza rojiza y somnolienta.

—Andrés Efimich, creo que ya es hora de la cerveza—dice con cierta inquietud.

—No, todavía no—responde éste—. Voy a esperar otra media horita.

Por la noche viene a verlo casi siempre el director de correos, Mijail Averianich, único habitante de la ciudad, cuya compañía parece soportable al doctor.

Mijail Averianich había sido en otro tiempo rico propietario y oficial de caballería; arruinado, tuvo que entrar como empleado en la oficina de correos. Es apuesto, usa unas hermosas patillas blancas; tiene modales muy distinguidos y voz sonora y agradable. Posee una envidiable salud, es hombre de corazón muy sensible, aunque algo nervioso e iracundo. Cuando, en la oficina de correos, alguna