¡A escape y al vuelo!/XI

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XI



XI[editar]

¡Qué gente y provincias éstas!
¡Cuánta joya atesorada
guardan de la edad pasada
por sus quebradas y cuestas!
Sus campos más son florestas
que campiñas de labor;
y sin embargo, en redor
de sus pueblos no se ve
de tierra baldía un pie
que descuide el labrador.

De quintas y caseríos
hay por cada monte un ciento:
casitas de nacimiento
a la orilla de los ríos.

Y en conventos, ¡qué tesoro!,
parece que sus abuelos
criaban sus pequeñuelos
para ser niños de coro.

Sus iglesias parroquiales
son grandes templos, tan bellos
que bien cupieran en ellos
cabildos de catedrales.

Y esta gente guipuzcoana,
leal y aun poco ladina,
laboriosa, ágil y sana,
la gente es más campechana
de la gente campesina.

País dichoso y tranquilo,
cuyo laboreado suelo
parece granja modelo
y de la honradez asilo.

¡Dios les dé en sus montes paz,
y no torne a hacer la guerra
de gente tal y tal tierra
tierra y gente montaraz!