Al domingo

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Al domingo
de Clemente Althaus


Tú el día más dichoso de los siete
fueras, festivo suspirado día,
si nos dieras la paz y la alegría
que tu víspera dulce nos promete.
Mas la esperanza que nos das, cercano,
la desvaneces, al lucir presente;
y tedio el hombre, en tu reposo, siente,
en vez de goces con que sueña en vano.
Que a tan fatal alternativa impía
condena al hombre su hado rigoroso:
el trabajo le abruma, y el reposo,
por el que tanto suspiró, le hastía.
Y de sombra y temor también te viste,
la vecindad del afanoso lunes,
haciendo que las mentes importunes
con el recuerdo del trabajo triste.
Sigue, sigue llamándote mañana,
hoy no quieras llamarte todavía:
larga mire tu dulce cercanía.
el que tan solo en esperar se ufana.
Detén, detén las alas voladoras,
aún no asomes tu rostro, ni tan presto
quieras hacer al mundo manifiesto
que sólo tedio traerán tus horas.
Mas ya tu luz al horizonte vino,
y el desengaño a la ilusión sucede:
en ti el hombre infeliz encontrar puede
la semejanza fiel de su destino.
Es nuestra vida igual a la semana:
dulce sábado tiene; mas funesta
nos es la misma suspirada fiesta,
triste domingo de la vida humana.


(1862)


Esta poesía forma parte del libro Obras poéticas (1872)