Baladas españolas/A la hora de los sueños

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Aprieta el trotón el paso
al llegar al cementerio,
grazna la corneja triste,
ahúlla medroso el perro,
la luna se envuelve en nubes,
y hace la cruz el viajero;
que es un crimen en los vivos
el despertar a los muertos.

La campana soñolienta
da la hora de los sueños,
bajan sobre las tumbas
las almas que van al cielo.
¡Ay del indiscreto amante!
¡Ay del amante indiscreto!
que los muertos no perdonan
a quien despierta a los muertos

¿Por qué el amor es tan santo,
audaz y profano siendo?
¿Por qué el enlutado amante
penetra en el cementerio?
-«¡Ay! porque -aquí yace Laura-
»en aquella tumba leo,
»y no es crimen en los vivos
»el adorar a los muertos.»