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Correo de Comercio: 12 de mayo de 1810/1

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Correo de Comercio

Número 11

Del Sábado 12 de mayo de 1810

CONCLUYE LA MATERIA DEL NUMERO ANTERIOR.


Estamos ciertos que no hay uno que no desee la realización de este pensamiento; porque no hay un ramo de la felicidad pública que no adquiera ventajas con su existencia, y tanto es, que sabemos que con solo la esperanza de que debe suceder por las disposiciones que ha manifestado nuestro Gobierno en todas épocas á su favor, hay muchos que tienen terrenos comprados, de los mismos que están delineados para la Población, que con el tiempo había de establecerse en un punto tan precioso de la Costa S para las mayores ventajas del comercio marítimo de estas Provincias.

Pocos Pueblos se formarían y engrandecerían con mas rapidez y perfección que el de la Ensenada; porque nuestros Comerciantes los mas ricos, serian los que principalmente dirigiesen sus capitales para la construcción de edificios, y de todas las obras precisas para los efectos de su giro; y algunos de ellos son los que ya poseen parte de aquellos terrenos; previendo que nuestro Gobierno, y en particular, el digno Xefe que tenemos, no ha de separar de sus miras un punto del mayor interés para la seguridad de estas Provincias, y el fomento de las riquezas reales de ellas mismas.

Ni se traiga á consideración el bañado que lo rodea: pues que muy de antemano se ha pensado, y estaba ya resuelta la colocación de unos quantos puentes, de muy poco costo, que deducido de los gravámenes muy moderados que se señalaban á los que se valiesen de ellos, se dexaban á beneficio de los fondos públicos de la misma Población.

Con los puentes indicados se salvaban las dificultades del bañado, y se hacía el camino muy fácil y menos costoso, que aun como está, no causa mayores gastos en las conducciones que el que origina la navegación desde aquel destino hasta el Riachuelo, con menores, o mas bien, ningún riesgo, y además el ahorro del acarreo desde el nominado Riachuelo hasta los lugares de los depósitos de los efectos, y esto es el día, en que todavía por la falta del permiso de ir allí las embarcaciones, no han acudido las gentes á proporcionarse esos y otros medios de vivir, con que se auxilian mutuamente los ramos del giro; pero todavía hay mas, que son menores los costos, menos la dilación, menos el riesgo, que los que se causan en los transbordos de las embarcaciones que están en el amarradero, y esto es de atenderse por quanto esos gravámenes recargan sobre los consumidores.

Por todas estas consideraciones, y otras que no se ocultan, nos parece que es muy importante que dirijamos nuestras ideas á la Ensenada de Barragan, y las pongamos á la consideración pública, para que se mire ese punto de tanta conseqüencia, útil y benéfica á estas Provincias, no menos que al comercio de nuestra Nacion, con todo el cuidado que se merece; seguros de que nuestro Excmo. Virey, propenso á todo lo provechoso, tendrá la mayor complacencia de contribuir con sus acertadas providencias á llevar al fin un pensamiento que ya en el año 27 del siglo pasado ocupó la atención de esta Capital; y desde cuya época se dió un testimonio público de la bondad del Puerto de la Ensenada, de las proporciones que tiene favorables á los buques de nuestro comercio marítimo.



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