Diario Oficial de El Salvador/Tomo 40/Número 3

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página 9


REPÚBLICA DEL SALVADOR—CENTRO-AMÉRICA 9

DIARIO OFICIAL


TOMO 40San Salvador, viernes 3 de enero de 1896. NUM. 3


Sección Oficial[editar]

SECCIÓN OFICIAL

Poder Legislativo[editar]

PODER EJECUTIVO.

secretaria de relaciones
exteriores, instruccion publica y
justicia.

cartera de instrucción publica.

Palacio del Ejecutivo:
San Salvador, diciembre 30 de 1895.

...

(Rubricado por el señor Presidente.)

El Subsecretario del Ramo,
Velasco.

Palacio del Ejecutivo:
San Salvador, diciembre 31 de 1895.

...

(Rubricado por el señor Presidente.)

El Subsecretario del Ramo,
Velasco.

Palacio del Ejecutivo:
San Salvador, enero 2 de 1895.

...

(Rubricado por el señor Presidente.)

El Subsecretario del Ramo,
Velasco.

secretaria de hacienda y credito
publico, fomento y beneficencia.

cartera de fomento.

Palacio del Ejecutivo:
San Salvador, diciembre 28 de 1895.

...

(Rubricado por el señor Presidente.)

El Secretario del Ramo,
Lemus.

Palacio del Ejecutivo:
San Salvador, diciembre 28 de 1895.

...

(Rubricado por el señor Presidente.)

El Secretario del Ramo,
Lemus.

secretaria de gobernacion.

El Supremo Poder Ejecutivo,

...

Rafael A. Gutiérrez.
El Subsecretario de Estado en el
Despacho de Gobernación.
Guadalupe Ramírez.



Documentos oficiales[editar]

DOCUMENTOS OFICIALES.

Discurso pronunciado por el Sr. Dr. don Rafael López[editar]

página 10

Sección editorial[editar]

SECCION EDITORIAL.

Un asunto joco-serio.

Por muy ridícula que sea la expedición naval del llamado General Antonio Ezeta, ella es manifestación de una de las llagas de nuestro país que deben cauterizarse, y cumplimos, con alguna repugnancia, la obligación de ocuparnos en este periódico, que debe ser muy serio de suyo, de la aventura ezetista.

Un empresario de casas de juego, según correspondencias publicads y según las informaciones de la prensa de los EE. UU. y de México, ha suministrado fondos al General Antonio Ezeta para comprar un vaporcito y enganchar aventureros de la peor laya en los puertos americanos y de México.

El empresario jugador, no hace en esto sinó seguir en su oficio, jugando con nuestro país....á la gruesa aventura.

De todo hay en las grandes naciones y es probable que el jugador haya encontrado quienes se asocien al negocio.

El General Ezeta, una vez colocado por estos círculos en la Presidencia del Salvador, reembolsaría, suponemos, al 1,000 por ciento el dinero empleado....ó no reembolsaría nada en absoluto.

Conseguido el vapor, el General Ezeta ha enganchado los dichos aventureros, según algunos datos, en número de doscientos; según otros, la expedición se compone de sesenta á cien hombres,—destinados, como es de suponerse, una vez triunfante la revolución, á servir las Comandancias y Gobernaciones, las Direcciones de Policìa, la Inspección del Ejército y el Estado Mayor del General Ezeta, como personas de confianza y que se habrían sacrificado por la causa. Ellos serían los Ruiz Pastor, los Pou, los Vásquez, los Preza, &, de la nueva situación. Es probable que entre ellos vengan los escritores, poetas y humoristas que tomen á su cargo la dirección de la opinión pública y la formación de nuestro espíritu nacional. No debe tomarse á lo serio, sin embargo, la expedición que está tocando á nuestras costas.

No se trata de una expedición de filibusteros, como la de Nicaragua. Al contrario de la colonización hecho por el partido liberal de Nicaragua con Walker, hay que sustituir un convenio clandestino hecho en las oficinas de un jugador de San Francisco California. A los intereses y al error de un partido, hay que sustituir las horribles ambiciones de un aventurero acaudillando á otros aventureros, y las ambiciones de éstos, que son más negras, si cabe.

Finalmente,... y esto es lo que no impide que la infame expedición mueva á la risa,—á la guerra civil que azotara á Nicaragua, al hehco de ser contratados los filibusteros por uno de los dos Gobiernos revolucionarios, á la evolución de los sucesos que dió lentamente el predominio á Walker y sus enganchados,—hay que sustituir, la locura de los procedimientos del General Antonio Ezeta, que hacen que con ser tan criminal su tentativa, sea á la vez la más descabellada que pueda imaginarse. Hizo anunciar su expedición á los periódicos americanos y á las agencias del cable; ocupa á la prensa de México con los preparativos; los notifica á los Gobiernos de Centro-América; llega á los puertos de Acajutla y La Libertad y se pone al habla con los capitanes de buques allí fondeados: el Gobierno del Salvador, informado sin mayor esfuerzo hace vigilar las costas en que puedan hacer un desembarque para evitar que alguna población cercana sea víctima momentánea de los foragidos,—que vienen descansando en las promesas del jefe expedicionario,—de que el Comercio, la Agricultura, el pueblo todo, van á levantarse en masa para ir á su encuentro y unírsele.

Solo es de temer, por las causas pendientes que tiene el General Ezeta, que el paralelo de su expedición con la de los filibusteros, fuese exacto al final, pues si se le aprehende, varias sentencias capitales que sobre él pesan no podrían ejecutarse simultánemente, y, como Walker en el puerto de Trujillo, solo podría ser fusilado una vez; dejando muchos crímenes y delitos sin castigo.

Deberían entender los negociantes de gruesa aventura de San Francisco, que el General Antonio Ezeta es más hábil y socarrón que ellos; y de que una expedición como la de que se trata hecha con tanta publicidad no pasa de ser.......... un modus vivendi. Un modo de vivir de su digno deudor.

No faltan en el país quienes hallen en tan criminales locuras una esperanza de restauración. Y esta es la llaga á que hemos hecho referencia.

Sépase en el extrangero que ellos son muy pocos; y en el pueblo laborioso y de buen sentido del Salvador, los que no pertenecen á él, los reos prófugos ó la escoria de nuestras poblaciones.

Tenemos á bien notificar á estas buenas piezas que todo viaje á la costa en la esperanza de unirse al caudillo de su causa, es peligroso, por las escoltas en cuyo poder podrían caer, y porque el Gobierno, dispuesto á cauterizar la llaga del ezetismo, y armado ampliamente por las leyes del caso, está dispuesto á hacer los debidos escarmientos.

Debemos advertirlo también á los que usan bromas políticas en los periódicos ó á los que tratan de enturbiar la política internacional por intereses de oposición á Gobiernos vecinos; pues el caso, si no es serio, es por lo menos odioso; y lo que tienda á crear malestar ó á engañar más á los ilusos del ezetismo, es sedicioso, según las leyes de la materia. Entendamos la libertad con recto juicio y corazón bien puesto, y preparemos el porvenir de la Nación por medios dignos y patrióticos.


Noticias por cable[editar]

Sección de anuncios[editar]

Avisos oficiales[editar]

AVISOS OFICIALES

Movimientos de buques[editar]

Movimiento de buques.

Acajutla, enero 2 de 1896.

Hoy á las 10 a.m. fondeó en este puerto el vapor "San Juan," procedente de San Francisto, trayendo para este puerto, 1,975 bultos mercaderías, 11 sacos, 8 paquetes correspondencia y á los pasajeros: Antonio González, Rafael Kileg, John Kileg, M. Kileg, Francisco Orozco, Timoteo Reyes, Emilio Barrundia, Gabriela Calderón, Angela y María Irrizarri, Gertrudis Melgar, M. Enfemía, Andrés Flores, Máximo Flores, Sabas Oliva, M. Mejía, Francisco Ramírez, Luz ARdón, H. Chilberg, H. Murgor, Pedro Soler, señoritas Susana, María y Josefina Desanter, C. J. Cabals, Manuel Trigueros y familia, J. H. Reyes, Mercedes Rivas, Paula de Roca y sirviente. Patente limpia.


La Unión, enero 3 de 1896.

A las 3 a.m., zarpó de este puerto alemán "Desdémona," su capitán Peterson, con destino á El Triunfo, llevando á los pasajeros Francisco Urrutia y Raimundo Méndez, para La Libertad; señora Virginia de Martínez, Lucita de Mencía y 3 niños, Antonio J. Martínez h., y José González, para Acajutla. Sin carga ni correspondencia.


Acajutla, enero 3 de 1896.

Anoche á las 12 fondeó el vapor alemán "Lavinia," de la compañía Hamburg Pacific, Dampfshiffs Line, procedente del Norte, sin carga, correspondencia, ni pasageros.


Dirección general de Policía[editar]